1. Dragon Ball (Episodio X)


    Fecha: 17/07/2018, Categorías: Confesiones Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¡salvaje!
    
    —Vaya, la gatita tiene garras… por cierto mujer, te queda bien ese vestido, el color rojo te sienta… aunque es una prenda muy provocadora como para usar frente a dos hombres en abstinencia.
    
    Bulma se sorprendió por el comentario. No imaginaba esa especie de cumplido del salvaje de Vegeta.
    
    —Ahora ve a cocinarme algo delicioso, o tendré que arrancarte el vestido y obligarte a que seas mi esclava personal.
    
    —Oye Vegeta, no la trates mal.
    
    —¡Tú cállate Cacaroto! No sabes nada de mujeres.
    
    Bulma, un tanto asustada, pero sobre todo desconcertada debido a la excitación que le generaron las palabras del salvaje de Vegeta, fue a la cocina sin chistar.
    
    Cuando terminaron de comer, los guerreros se fueron a entrenar a la habitación con la gravedad aumentada. Bulma se quedó pensando en los dos hombres con quien compartía aquel largo viaje. Eran completamente diferentes, de hecho, hace no mucho eran enemigos mortales. Si Goku era inocente y amable, Vegeta era malvado y prepotente. Sin embargo, el príncipe de los Saiyajin era el único hombre que podía competir con el físico escultural de Goku. El hecho de que era mucho más bajo no lo hacía menos atractivo.
    
    Se preguntaba cómo sería hacer el amor con alguno de ellos. Si eran capaces de entrenar por tantas horas, y si podían volar por los cielos, y destruir un edificio entero de un solo golpe ¿serían capaces de mantener su erección por mucho tiempo? Y si así fuera, ¿Cuánto sería? ¿Tres horas? ¿Cuatro? ¿Cinco? ¿O ...
    ... incluso más? Se imaginaba cuantas veces serían capaces de hacerla llegar al clímax. No pudo tolerar el calor entre sus piernas, así que fue al baño y se alivió bajo la ducha.
    
    Se miró al espejo, desnuda. Su cuerpo era la envidia de muchas. A pesar de estar cerca de los cuarenta, sus pechos se mantenían firmes, y su piel tersa. Los ojos azules eran muy grandes, y su cabello, de un azul más claro, le daba un aire exótico. ¿Quién la había mandado a pasar tres semanas con el tonto de Goku, y el salvaje de Vegeta? En la tierra hubiese encontrado un hombre que la valore.
    
    Se volvió a poner el vestido rojo, recordando las palabras de Vegeta. Era muy corto, y tenía un gran escote.
    
    Habían pasado más de ocho horas cuando los hombres salieron de la habitación donde entrenaban.
    
    —Vaya Vegeta, realmente te has vuelto muy fuerte. —Lo felicitaba Goku.
    
    —Claro que me he puesto fuerte granuja, ¿Creías que iba a dejar que un insecto como tú me supere?
    
    Bulma estaba frente a los mandos de controles, sentada en la silla, con las piernas cruzadas. Giró el asiento y vio a los hombres. Vegeta solo vestía una calza azul que le marcaban las piernas musculosas y develaban el importante tamaño de su miembro. Goku llevaba una remera azul, maltrecha por el entrenamiento, y el pantalón naranja. Ambos estaban bañados en transpiración.
    
    —Vaya, acá está nuestra sirvienta. —Dijo Vegeta, reparando en ella.
    
    —¡Vete al infierno, imbécil!
    
    —Oye Vegeta, creo que te equivocaste, no creo que Bulma ...
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