Afortunado
Fecha: 17/07/2018,
Categorías:
Voyerismo
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... sale de la habitación para pedir que no nos molesten pues me he dormido, dice, y vuelve para hacerme compañía.
Logro dormir algo, aunque no demasiado. Cuando me despierto la veo sentada en el butacón de la esquina chateando con el Iphone 6+. Tarda un rato en darse cuenta pero cuando lo hace se levanta cariñosa, abrazándome. Al principio creo que es debido al peso de su cabeza apoyado en mi cuello, pero no es así. He logrado mover el cuello unos milímetros. Lo intento de nuevo. Sí, señor. Otra vez. Mis ojos se encuentran con los de mi esposa, grandes, húmedos, eufóricos, ante otro paso de gigante en mi recuperación. Eso dice ella. Cuando logre dar un paso de pie, ni que sea del tamaño de un ratón, tal vez me sienta un gigante.
Me rodea efusiva hasta que acaba por tumbarse a mi lado, ladeada, mientras me susurra que pronto estaré bien, que recordaremos todo esto como una vieja pesadilla, aderezado con lo mucho que me quiere y me necesita. Me da varios besos en la mejilla y en la oreja, mientras me confiesa las ganas que tiene de que nos acostemos de nuevo. Lamiéndome el lóbulo, me pregunta si no me apetece una mamadita, y posando su mano sobre mi paquete añade, no sabes las ganas que tengo de vaciarte estos huevos que debes tener a punto de reventar.
Y se hace la luz.
Los perfectos pechos de mi amadísima esposa se mecen libres al compás del cuello que se mueve adelante y atrás mientras un oscuro cilindro cárnico la profana. No sólo chupa con ganas. Engulle, ...
... saborea, paladea, se relame, tragando con ansia la descomunal polla del negro. No sé si tengo los ojos abiertos o cerrados, pero vuelvo a ver en la distancia mientras soy incapaz de escuchar las palabras que me susurra cerca del oído.
La mamada dura un rato, un buen rato, el tiempo suficiente para que Lola pueda probar hasta el último poro de aquella piel, testículos incluidos, lamidos con hambre, llegando incluso a testar su garganta, pues quiere saber cuánta polla es capaz de alojar en ella. Un par de arcadas le muestran el tope, pero no se da por vencida. Hasta que lo nota. Las convulsiones del escroto, la retracción de los testículos, el temblor del miembro, señal inequívoca que va a descargar. Bebe golosa el cálido néctar hasta que el manantial se seca.
Ahora es él el que necesita un pequeño descanso, pero ella no piensa darle tregua. No solamente los negros son los mejor dotados. También son los más resistentes y los que más aguantan, se dice a sí misma. Aunque tiene poco tiempo, pues a las doce la carroza se convertirá en calabaza, no piensa desaprovechar la oportunidad de ser empalada por tamaña monstruosidad, así que se incorpora, se da la vuelta apoyando las manos contra la roca para ofrecerse a su dios de ébano. Éste le rompe el tanga, apunta y entra.
Nunca ha sentido nada igual. Nunca ningún hombre la ha llenado como lo está haciendo este desconocido. Nunca ha sentido todas y cada una de las terminaciones nerviosas de su sexo activadas como en este momento. El ...