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Amigas
Fecha: 21/07/2018, Categorías: No Consentido Autor: Jandri, Fuente: CuentoRelatos
Mi amiga dice que soy una chica normal. Que somos chicas normales, así tipo la China Suarez con tetas conito y pancita. Pero en realidad yo nos veo más bien con unas tetas bastantes paradas y con nada de pancita. De hecho, yo tengo bastante cintura y unas lolas de unos 95... bueno quizás ella no tiene eso más bien es un 85 y bajita pero lo que le falta de lolas le sobra de cola, redondita y parada. Ahí si nos parecemos. Ella es morocha y yo rubia. Mido 1.63 pero a ella le faltan 10 cm más. Antes de casarme solíamos estar bastante pegotas, las típicas amigas "manito". Es decir, todo el tiempo pegoteadas con el lema: "Gordaaaa vamos al baño juntas", debo confesar que siempre buscaba la proximidad porque en realidad me atraía todo de ella inclusive sus ojos cafés. Siempre buscaba un momento oportuno para rozarla o probarnos alguna ropa para salir con la excusa de que mi ropa se veía mejor en ella que en mí. La típica amiga con la cual te vas a la noche y te quedas a dormir. En mi caso trataba de ir a su casa porque dormíamos en su cama de dos plazas y era poco probable no terminar una arriba de la otra o con mi pierna sobre su cintura significativamente marcada. A veces mi excitación se hacía notoria en mis pezones, pero ella se hacia la dormida y posaba para mí. Aunque me hubiera encantado tocarla solo me limitaba a mirar como las sabanas le rozaban las piernas y dejaban ver sus nalgas. Una noche de esas después de alcohol y de disfrutar su piel en contacto con la mía, abrí ...
... los ojos y ante mi asombro ella observaba mi tanga que sobresalía de mi short con una mano dentro. No podía creer verla haciendo eso... yo me hacia la dormida, pero en realidad mis pezones me delataban poniéndose a la carga. Creo que lo notó porque se fue corriendo al baño que estaba en suite y con la puerta medio entre abierta se veía por su sombra que estaba con el pijama levantado y la tanga baja haciendo movimientos lentos mientras rozaba su sexo con la mano. Yo estaba totalmente empapada pero no iba a masturbarme ahí mejor esperaba a llegar a casa. Luego de un rato volvió a la cama con su pelo despeinado. Yo todavía seguía en la misma posición en la cual me había dejado, y se recostó a mi lado fingiendo estar dormida. Después de un tiempo prudencial su pierna calló sobre la mía y su mano sobre mi cintura. Uno de sus dedos quedó un poco dentro de mi elástico y sentí su humedad contra mi piel. Esa noche seguimos en nuestro juego que nuestra excitación volvía evidente. Nuestras noches húmedas continuaron mucho tiempo, buscábamos excusas en diferentes lugares a donde íbamos como; pasarnos un hielo, o contarnos nuestras experiencias sexuales. Siempre explicando que cosa nos gustaba y cual no. Así como darle el mapa de tus fantasías a alguien para que lo tome y haga como desee. Una noche, el día del cumpleaños de mi padre después de unos Fernet ella se quedó a dormir y a pesar de que tengo un catre bajo mi cama le pedí que se acostara a mi lado. En la cama de una plaza ...