El negro, mi nuevo vecino.
Fecha: 25/07/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... conversación se tornó distinta. —Qué es, no. —Está bien, como tú digas pues. Seguimos hablando normal, ya no me insinuó más nada y al rato de haberlo ayudado me iba a ir cuando me dio un vaso con agua y me invitó a su cuarto porque “afuera hacía mucho calor” (Malparición con los hombres básicos coño). El bicho ese sabía que no me le iba a negar en nada. Que yo intentaba hacerme el duro (y fallaba en el intento) era otra cosa. Entramos y recuerdo que solo tenían la cama matrimonial, el closet y una mesita de noche con varias gavetas. Más nada, imaginé que con lo caro que están las cosas en el país ¿Cómo iban a comprar cosas? Tenían lo necesario. —Siéntate vale, yo no muerdo—dijo eso y sorbió de su agua—. Al menos no sin permiso. —volvió a beber viéndome. Lo odié. Me senté en la cama y de pana me sentía incómodo porque ya no había razón para que estuviera yo ahí (al menos no una razón decente). —El calor me está matando, ¿a ti no? —diciendo esto se quitó la franelillita que tenía puesta. Me puse más nervioso de lo normal. Luego me vio y lo medio ignoré. Por el rabillo del ojo yo pude ver cómo se estaba sonriendo para sí. Es que en el fondo el bicho ese sabía qué era lo que yo quería. Me seguía el juego. Pero no me presionaba, eso fue cool. —No, normal—respondí al ratico. —Ven, ayúdame aquí. Súbeteme atrás a la espalda para que agarres de arriba del closet una vaina que está en esa bolsa negra. Cuando me dijo eso lo único que pude pensar fue: ya marico, deja el show, me quieres ...
... coger, dímelo que yo me dejo, pero dímelo. Igual acepté y cuando toqué su espalda sin franela, sin nada, lo sentí tan rico, estaba duro, como un macho de esos negros como él debe estar, macizo, además estaba algo pegostoso pero a mí eso me resultó más rico aún. Subí, bajé la bolsa y cuando me estaba bajando me fui algo de lado y él con sus dos manos me agarró por la espalda, tocándome las nalgas. Naguebona e rico que fue sentir sus manos ahí al menos por una milésima de segundo. Yo sé que él también lo notó pero se hizo la loca y aplaudió fue. Me mostró las cosas de la bolsa y eran vainas del cumpleaños de su hija. Mientras yo veía, él habló. —Me voy a echar un baño, porque estoy pegostoso, no te vayas. —Ok—Dije, y se quedó como incrédulo, seguro pensó que me negaría. Ay no que flojera, ya para qué me le iba a negar si ese negro lo que estaba era delicioso y yo lo que quería era que me cogiera a morir. Yo sabía lo que vendría pero me hice la loca también. Cuando salió del baño el corazón me latió horriblemente. Yo dije: nada aquí fue, este va a salir desnudo o se va a cambiar delante de mí, tipo película porno y yo no me voy a resistir, y me va a ver mientras se acaricia el guebo y yo no me voy a resistir y me va a coger y yo no me voy a resistir y me reventará el culo y yo no me voy a resistir y me iré de aquí bien cogío, cosa que no era mala, y yo no me iba a resistir. Y dicho y hecho, bueno, no me cogió ese día, pero el resto pasó como lo supuse. Él entró y tenía la toalla ...