1. Seducción


    Fecha: 21/04/2022, Categorías: Zoofilia Tus Relatos Autor: Rodwailer, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X


    EL PODER DE LA SEDUCCIÓN 
    
    En principio  fue  algo muy natural, casi como un deseo difuso, era como esas visiones que te subyugan y parecen invadir el cuerpo de deseo, ese pensamiento volvía de tiempo en tiempo, lo guardaba junto a esos deseos insatisfechos que logran permanecer constantes, que más bien son como esos recuerdos excitantes que nos acompañan de visiones anteriores.
    
    En los últimos días, el recuerdo comenzó a dar paso a una pequeña inquietud que si bien, no lograba el tratar de intentarlo,le resultaba excitante pensar en ello.
    
    Los vio desde su ventana, era una situación conocida, repetida y placentera. Siempre le gustó verlos acoplarse, debía reconocer que la visión de los animales la excitaba poderosamente. Muchas veces después de contemplarlos, la inquietud se mantenía durante horas hasta que por fin lograbas  liberar la tensión,tocándose hasta llegar a satisfacerse, solo con el puro pensamiento de sentirse ella, la que estaba siendo poseída  por tan portentoso instrumento!.
    
    Por la noche, los aullidos de los perros la habían molestado, sin poder mantener el sueño,desvelada, escuchaba sus carreras, sus ruidos,gemidos, el chillido de la hembra en celo al ser abotonada,los imaginaba montándosela sin poder dejar de experimentar la excitación húmeda y placentera que le producía el recuerdo de esas imágenes forjadas en su mente.
    
    Muy de mañana al salir de su casa, para ir al rio por agua,  el macho estaba  en la  puerta acurrucado durmiendo, seguramente ...
    ... agotado de su aventuras nocturnas, más allá, la hembra con dos ejemplares caninos descansando plácidamente, seguramente también los favoreció después de agotar al macho dominante!.
    
    Irene, quien había sido robada. Como se acostumbra por esos lugares y desposada hace algunos meses por Jacinto, quien se la llevó a vivir varios kilómetros retirado de la casa de sus padres, en un lugar distante del pueblo más cercano, en medio de la sierra Otomí. 
    Ella era una mujer saludable, en gran plenitud, con esa fogosidad y disponibilidad que da la juventud.
     
    Jacinto se dedicaba a la captura de aves exóticas para su venta, él en ocaciones se ausentaba  uno o dos días; Irene eventualmente lo acompañaba, pero había dejado de hacerlo dado su embarazo que no se lo permitía, así que optó por quedarse en casa, solo disfrutando de paseos.
    
    En uno de esos paseos, de regreso del Río, se detuvo a recolectar frutos y raíces para el almuerzo, de pronto, muy cerca, una serpiente, erguida, quieta la miraba fijamente a los ojos; Ella se quedó estática, lentamente comenzó a sacar su machete, en eso, se empezó a sentir aturdida, desorientada, como paralizada.
    La serpiente avanzó lentamente hacia ella, rozándola por un costado de su pie, para desaparecer detrás, en la espesa maleza.
    Por unos instantes se mantuvo inmóvil, al voltear comprobó que se había marchado.
    Regresó asustada y sorprendida, preguntándoce: ¿Que le había pasado? ¿Por que no me atacó? ¿Por qué me tocó?.
    Al regresar con Jacinto, ...
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