1. La pertenencia (18): El baño y (19): El esclavo


    Fecha: 26/07/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Miguel.Lopez, Fuente: CuentoRelatos

    ... emociones fuertes, sólo quería usarla rápido. No lo iba a volver a hacer.
    
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    Capítulo 19: El esclavo
    
    "Mañana voy a almorzar con los del banco."
    
    Justo le llamó Felipe. Me recosté en su cama.
    
    "Sí, estoy en casa." Cortante. "Te voy a avisar por whatsapp, pero sólo si dejas de fregar. Recuerda, me puedes llamar no más seguido que día por medio y no puedes comenzar una conversación por whatsapp. Si lo haces, te corto por dos semanas. Parece que vas a estar de suerte."
    
    Ni chao.
    
    "Excelente. Mañana en la noche vamos a conocer su departamento."
    
    Dormimos abrazados, de frente para quedarnos dormidos, luego turnando las cucharitas al despertarnos, como una pareja.
    
    Rechazó su ofrecimiento de auto, íbamos a llegar en radio-taxi. Era un edificio nuevo en Achumani. El conserje se limitaba a mirar a los que los residentes dejaban pasar con el citófono.
    
    "Pasen." No le sorprendió mi presencia. "¿Les puedo servir alguna cosita? ¿Cerveza, trago, vino?"
    
    La miré. "Yo quiero un martini."
    
    ¿Un qué? Me había equivocado, parece que no iba a para de sorprenderme. Ahora podía dar por descontado que no iba a quedar arriba de la pelota.
    
    "Yo nada."
    
    Era un hombre de mundo, sabía preparar un martini de libro. El bar era completo.
    
    "Muéstrame lo que tienes." Sorbía su copa con elegancia.
    
    Volvió con su parafernalia. Botas de cuero, pantis de red, shorts y chaquetín de cuero negro, y el clásico sombrero negro de oficial carcelero. En vez ...
    ... de látigo trajo una tira de cuero larga.
    
    Dejó su copa sin vaciar y con la aceituna en la mesa de centro. Fue donde él y examinó las prendas. Se las tiró en la cara.
    
    "Tráeme las esposas."
    
    Eran de buena calidad, como todo lo demás, no eran de juguete. Tomó la llave y se la guardo en el bolsillo trasero. Se había puesto unos jeans apretado, una camisa cuadrillé de franela y una chaquetita de cuero café. Generalmente su ropa era más suelta. Le pasó las esposas por una muñeca y arrastró a un pie de fierro al extremo de la mesa del bar. Lo esposó alrededor de él. Luego, sentados en el suelo, le abrió el pantalón y se lo bajó junto a los calzoncillos a los tobillos.
    
    "¿Qué es esto?" Preguntó tomando su erección. "¿Qué está cosa tan chistosa?" Le dio una cachetada. "¿Ah? Contéstame cuando te hablo esclavo."
    
    "Es mi pene."
    
    "Eso no es una verga, eso es un arrocito." La verdad es que era de tamaño normal, unos quince centímetros. "Ahora te voy a mostrar lo que es un hombre de verdad." Se paró y vino hacía mí. Me paré mientras ella se encuclillaba. Me bajó sólo el cierre y lo sacó, largo y duro. "Esto es una verga, así son los hombres de verdad, no los maricas como tú." Jugo con él en su boca, haciendo alarde para que el la viera. Luego volvió hacía él. "Tú en cambio eres un perro, un chapi de la calle." Se lo tomó y empezó a pajearlo, riéndose. "Mira la cara que pone el marica." Lo soltó, alejó la mano y el exclamó un "Ay" mientras eyaculaba sobre sí mismo y el piso de ...