1. La pertenencia (18): El baño y (19): El esclavo


    Fecha: 26/07/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Miguel.Lopez, Fuente: CuentoRelatos

    ... parquet. "Ay, ay." Le imitaba burlándose. "Como grita esta basura."
    
    Jadeaba. "Gracias." Le devolvió un mohín de desprecio mientras volvía a mí para terminar lo que había empezado.
    
    "Esto sí que vale la pena, la verga de un hombre de verdad." Le dijo mientras se limpiaba los labios.
    
    "Mi billetera está en mi pantalón. Ahí tengo plata."
    
    "¿Ahí tiene plata el bebé?" Se paró y se agachó a su lado para soltarle las manos. "A ver tu plata."
    
    Sin pararse metió su mano atrás y sacó su billetera. Sacó unos billetes de 200 y lo ofreció extendiendo su brazo.
    
    Ella le pegó un fuerte palmetazo en la mano con el billete y lo soltó. Le gritó furiosa, "¿Qué mierda te has creído tú, gusano asqueroso? ¿Qué soy tu puta para que me pagues por hacerte cositas? ¿Ah?" Recogió la tira de cuero. "¡Contesta estúpido, te están hablando!" Le llovió correazos, en la cara, en el brazo con que se cubría, en la espalda cuando se dio vuelta para protegerse.
    
    "No, no eres mi puta. Era sólo una humilde ofrenda."
    
    "Mira esclavo, cuando quiera algo de ti te lo voy a decir, y ahí vas a tener el honor de dármelo." Se sentó con la correa en las manos. "Tráeme un cigarrillo." Partió. "Rápido. No me gusta esperar a los tarados como tú."
    
    Llegó con una cajetilla de mentolados. Se la arrebató. "¿Me estás mamando, estúpido? Guarda está mariconada para tus putas. Tráeme algo decente." Se lo tiró en la ...
    ... cara.
    
    Partió corriendo y volvió con unos Gitanes. No pedía perdón, sólo obedecía.
    
    "Me aburrí de tratar de convertirte en algo útil, eres una basura inservible. Pasa." Se los quitó. Sacó uno, se lo puso en los labios. Con una mirada severa, recibió el fuego. Aspiró y le sopló el humo en su cara. Se rio. "Me entretengo humillándote esclavo. Por lo menos para eso sirves."
    
    Tomé los cigarros y el encendedor. "No, a mí no. Ella es tu ama, yo soy un amigo no más." Me prendí uno. Me pasó un cenicero. "Gracias."
    
    A ella le sostenía el cenicero. "Estás aprendiendo esclavo."
    
    "¿Dónde trabajas Felipe?"
    
    "En la empresa de mis padres."
    
    "A verdad, sí, me habías dicho."
    
    Me nombró una empresa mediana y próspera, una fortuna para darse muchos gustos. Le mencioné la oficina de contabilidad donde ella trabajaba.
    
    "Somos uno de sus clientes."
    
    "Deben ser uno de sus clientes importantes."
    
    "Sí, de los más importantes."
    
    "Andrea está haciendo carrera ahí ahora, pero no han querido darle el cargo de responsabilidad que le corresponde." No hizo ninguna acotación. "Oye, dame el teléfono de Domingo por favor." Sacó su celular y me dictó. "¿Vamos? Mañana hay que trabajar."
    
    Nos paramos los tres. Ella pisó su colilla en el parquet. "Lo vas a limpiar bien. Tú, no tu empleada."
    
    Le di la mano. "Chao Felipe. Qué estés bien."
    
    "Chao Matías." Me apretó fuerte. "Voy a estar bien. Muy bien." Sonrió. 
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