Verdaderas amigas - Cap. 2.- Anillos de compromiso - Relatos Eróticos

Verdaderas amigas - Cap. 2.- Anillos de compromiso

Ya en el departamento de Norma, nuestra anfitriona nos invitó diversas bebidas alcohólicas a gusto de cada quien. Así, entonados y relajados, comenzamos a charlar. Norma guio la charla al ámbito sexual y nos platicó sobre su primera vez:“Mi primera experiencia sexual la tuve en la secundaria. Yo de por sí llevaba la falda del uniforme más arriba que las de mis compañeras. Me gustaba embobar a mis compañeros, aunque más a los maestros que no dejaban de mirarme. Un día quise hacerle una jugada a un maestro que me había puesto mala nota y, como sabía que se la pasaba mirándome las piernas durante toda la clase, ese día se las abrí lo suficiente como para que notara que no me había puesto ropa interior. Sabía que excitaría al muy cabrón, y así fue.En principio sólo quería vengarme, y como había oído que los hombres les duele cuando se excitan y no pueden descargarse, pues... Pero luego, cuando la clase terminó y el profesor me pidió que me quedara... bueno, digamos que negociamos lo de mi calificación.El maestro solicitó un salón para la tarde, cuando ya no había clases en el colegio, según él para darme una asesoría privada. Lo que no supo nunca quien le otorgó la autorización fue que, en aquel salón, ese maestro desvirgó a una de sus alumnas”.Tras escuchar la anécdota, dos de los chicos notaron que el tercero mantenía una perceptible erección bajo su pantalón. Los amigos hicieron comentarios burlones sobre él. Se trataba de Domingo, un joven moreno, chaparrón y fornido. Norma, ...

... sin embargo, se le acercó y sorpresivamente le abrió la bragueta sacando así su miembro erecto, dejándolo respirar al aire libre.—Bueno, pues por lo que se puede observar, tú serás el primer voluntario para mostrarme qué tal funciona la bomba que compré. Espero que en verdad sirva y no haya sido una pérdida de dinero —le dijo Norma.Norma sacó de su empaque el mencionado aparato y, después de desenvolverlo, introdujo el pene de Domingo en el cilindro transparente, mismo que nos permitió ver como crecía, más aún, el miembro del chico en su interior. Esto a la par que Norma exprimía la pequeña pera que extraía el aire del receptáculo.Era increíble ver como el ya de por sí erecto miembro de aquel chico crecía aún más, hinchando la cabeza del glande hasta el punto de amenazar con estallar. Por la expresión de malestar en el rostro del chico, los demás nos dimos cuenta que la presión sanguínea en su pene ya era excesiva, e incluso dolorosa, por lo que le pedí a Norma que parara. Temí que le hiciera algún daño permanente al pobre muchacho. Pero ella no hacía caso y con expresión maliciosa continuaba con su acción.Después de unos bombeos más; que Norma hizo a mi pesar; ella por fin se detuvo y abrió una válvula permitiendo la entrada de aire nuevamente pero poco a poco. Cuando por fin retiró el aparato todos pudimos atestiguar el tremendo tamaño del falo de Domingo, y hasta él mismo se impresionó.—Bien, pues parece que en verdad funciona esta cosa. Claro que mi marido necesitará más ...