1. Helena, un morocho jamaiquino y mi mujer


    Fecha: 02/08/2018, Categorías: Anal Sexo con Maduras Sexo Interracial Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Helena, un morocho jamaiquino y mi mujerAna me llamó ese viernes a la oficina para decirme que tenía ganas de pasar el fin de semana en nuestra quinta, pensando invitar a su amiga Helena y a su esposo.El sábado temprano salimos hacia allá. Pasamos un día espectacular los dos solos, descansando al aire libre, tomando sol, disfrutando de la pileta y por supuesto, cogiendo como locos a la noche, gritando Anita a todo pulmón, sabiendo que nadie podía oírnos…El domingo a media mañana apareció un auto desconocido, del que descendió Helena, exuberante como siempre, tentadora, muy cogible…Detrás de ella, en vez de su esposo, apareció un morocho gigante, de piel bien negra… tan negra que parecía casi azul…Helena se abrazó con Ana, se dieron un tremendo beso de lengua y después con una sonrisa cómplice, le presentó a su acompañante, quien muy sonriente abrazó a mi esposa por la cintura y le dio un beso en cada mejilla.Luego Helena se acercó a mí, me abrazó y besó; luego me hizo un guiño:“Víctor, te presento a mi amigo Duncan… es jamaiquino”El morocho entonces me estrechó la mano y habló en inglés, disculpándose por no dominar demasiado bien el castellano.No me atreví a preguntar dónde estaría en ese momento Jorge, pero me imaginé que andaría de viaje fuera de la ciudad.Enseguida Helena y el morocho se cambiaron de ropa y se metieron a refrescarse en la pileta junto con Ana, mientras yo preparaba el asado.Pude notar que Helena se refregaba contra el cuerpo enorme de Duncan y él la ...
    ... manoseaba cada vez que ella se le acercaba. Deduje que no era la primera vez que estaban juntos y la verga se me endureció de solamente pensar cómo la haría gritar ese negro a la tremenda Helenita cuando la cogía.Después de almorzar mi exquisito asado, me excusé para ir a darme una ducha refrescante, que además me quitara el olor a humo que sentía en mi cuerpo. Luego me puse un traje de baño, dispuesto a disfrutar también de la pileta.Al asomarme al jardín encontré una sorpresa bastante interesante:Helena y Duncan estaban sobre una reposera, los dos desnudos: ella lo cabalgaba mirándolo a los ojos y él la sostenía por sus perfectas caderas, mientras su verga negra entraba y salía con suma facilidad de ese cuerpo que siempre he soñado cogerme algún día…Helena gemía y jadeaba, balanceándose con un buen ritmo sobre las caderas del negro.Mientras Ana los miraba desde una reposera cercana, recostada boca arriba con las piernas abiertas y una mano metida dentro de su tanga. Se estaba masturbando frenéticamente mientras observaba a su amiga coger con su amante negro.Me acerqué a ella y le quité su mano de su pubis, metiendo la mía en su lugar. Sus labios vaginales estaban bien dilatados y humedecidos. El calor de su concha me volvió loco… Jugué un poco con su clítoris hasta que se tensó y acabó entre mis dedos.Casi al mismo tiempo Helena tensó su escultural cuerpo hacia atrás, aulló como una buena perra en celo y nos dejó entender que había acabado con esa enorme verga negra enterrada en ...
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