Helena, un morocho jamaiquino y mi mujer
Fecha: 02/08/2018,
Categorías:
Anal
Sexo con Maduras
Sexo Interracial
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
... agacharse y empezar a lamerle esa dilatada entrada otra vez, haciendo que Ana suspirara, hundiendo la cabeza contra un almohadón y apretando los puños…Duncan soltó un gruñido y entonces Helena se apartó dejando la concha de Anita totalmente lubricada, abierta y brillando al sol.El negro se agachó un poco y me miró como buscando aprobación, mientras apoyaba la punta de su gigantesca pija sobre los labios vaginales de Ana.Yo asentí con un leve gesto y entonces Duncan se impulsó hacia adelante, empujando su verga negra dentro del delicado cuerpo de mi mujercita. Muy despacio siguió empujando hasta meterla por completo.Anita soltó un gemido prolongado, medio ahogado por tener la cara contra el almohadón. Duncan se arrodilló también y comenzó un lento mete-saca que fue acelerando poco a poco.Así estuvieron más de diez minutos, el negro resoplando entre las piernas de mi dulce mujercita; Ana jadeando también de placer ante sus embestidas y Helena tocándose mientras se deleitaba con toda la escena.De repente Anita levantó la cabeza y poniéndose totalmente rígida comenzó a jadear. Luego le pidió a Duncan que parara, pero entonces el negro aceleró la intensidad de la cogida. Ana insistió y le pidió que no acabara adentro, pero el negro sonrió y continuó cogiéndola con todo…Enseguida Duncan comenzó a bramar, signo inequívoco de que estaba acabando con esa verga enorme empalada en el grácil cuerpo de mi esposa. Poco a poco se fue quedando quieto hasta que se echó a un lado de Ana pero ...
... sin sacarle la verga de su concha. Ella parecía estar en trance y empujaba el culo hacía Duncan como queriendo continuar la cogida.Helena dejó escapar una carcajada y mirándome me dijo:“Qué te pareció el espectáculo, Víctor?“Te ha gustado ver lo perra que es tu mujercita cuando coge con otros?”De pronto me levanté y me acerqué a Ana, tomándola de un brazo y tironeando de ella, le dije que era suficiente.Ella se liberó bruscamente de mi mano y me suplicó casi llorando:“Por favor, te lo pido, amor, necesito sentirla un poco más”En esa postura a cuatro patas, vi como el semen de Duncan se le escurría entre los dilatados labios vaginales bajando por sus muslos.Sentí que las cosas se me habían ido de las manos completamente, cuando Ana me dirigió una mirada terriblemente viciosa y me pidió que la esperara en la cama… Helena soltó una sonora carcajada.Entonces solté su mano y me di la vuelta, dirigiéndome a mi habitación.Un rato después pude escuchar gemidos y suspiros que venían del salón.Para calmar mi curiosidad, me acerqué muy silenciosamente y entonces me encontré con un espectáculo que jamás había imaginado ver.Ana estaba sobre la alfombra, otra vez a cuatro patas, mientras detrás de ella el negro Duncan la sodomizaba brutalmente, con embestidas violentas, lo que hacía a mi mujercita gritar de dolor y jadear de placer al mismo tiempo. La gruesa verga negra ahora entraba y salía con mucha facilidad por la puerta trasera de Anita, que me parecía, se debatía tratando de escapar a ...