Hermanos de tierra caliente
Fecha: 02/08/2018,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... sólo que únicamente las aceptaba si en verdad demostraban ya estar en “edad de merecer”. No era tonto, y no se arriesgaba más allá de la cuenta, no quería meterse en problemas legales.¿Y para qué? Pues, después de todo, muchas de las veces, pese a contar con la edad legal, las jóvenes féminas parecían verdaderas escuinclas.
—¡Ay, yaaa... para! —decía (dando de manotazos y retorciéndose) Gaby, la tercera de aquella corrida nocturna, mientras la delgada tela que formaba su virgo comenzaba a romperse.
Hacía tan sólo unos minutos que se había echado a dos de sus amigas: Alfonsa y Martina. La primera ya estaba corrida, pero la segunda también había sido virgen hasta aquel día. El que fueran hijas de amigos o conocidos ya le valía gorro a Mateo (aún menos que el gorro de látex que se ponía, previsoramente, para no dejarlas encinta).
Hijas de uno u otro, el cabrío semental no dejaba precinto sin romper.
—¡Gaby, ya déjate hacer! Ábrete bien de piernas y ponlas flácidas, no te pongas tensa —le aconsejó, a voz en grito, una de sus amigas que le habían acompañado.
«Ésta ya hasta habla como toda una experta», pensó Mateo, quien recordaba que, no hacía mucho, tuvo que tolerar los mismos gritos y manoteos de esa misma chiquilla que ahora se mostraba muy docta.
Mientras que no muy lejos de ahí, Renata aprendía que tener al hombre más codiciado del pueblo tenía su precio, Mateo se daba el gusto de penetrar a una de las jóvenes con las piernas izadas, al mismo tiempo que ...
... besaba a las otras dos a la vez.
El grueso y largo pene entraba y salía de la estrecha puchita de la “niña” agasajada, y... si hubiese un observador privilegiado que contemplara tal escena, no podría entender como aquel cuerpo tan estrecho y pequeño podía albergar algo tan tremendo. Es que la diferencia de altura y dimensiones entre Mateo Capistrana y cada una de las chamacas era de considerarse. Sin embargo él las trataba como a cualquier otra mujer desarrollada:
·Se afianzaba de las escuetas cinturas y se clavaba en ellas con todo el poder de sus músculos.
·Las abría de piernas con toda la amplitud que le permitían sus propios brazos.
·E incluso les hizo la cola a cada una de ellas incrustándose en sus más estrechos agujeros.
Justo cuando se clavaba en el ano de la última en ceder, y recordando la buena ocurrencia de Zenaida, dio indicaciones para que las otras dos chicas se montaran encima, una sobre la espalda de la otra, de tal forma que formaran una gradería humana escalonada por sus culos. Así podía darse el gusto de lamerles los ya dilatados agujeros a las otras dos mientras seguía penetrando a la de hasta abajo.
Dicho orden de cuerpos propició que las chiquillas se desinhibieran y se acariciaran entre sí.
¿Qué otro hombre, lugareño de esas tierras, sería tan favorecido como para atestiguar eso?: El florecimiento de tres jóvenes mujeres que les permitía gozar la vida más allá de las convenciones locales. Sólo Mateo Capistrana, sólo él correría con ...