1. Cornudo consciente


    Fecha: 06/08/2018, Categorías: Poesía Erótica, Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando conocí a Gretel supe del primer momento que las cosas no serían fáciles, era perfecta por donde la mirase y su hermosura no se comparaba con la de ninguna otra, dueña de proporciones anatómicas casi perfectas, cada cosa en su lugar, no había nada que quitar, nada que agregar. Sus angelicales cabellos levemente enrulados contrastaban con la diablura de sus ojos, negros, profundos, perversos, sus labios parecían pintados a mano por un artista del lienzo, y al contemplar su rostro solo encontraba excitación.
    
    Su cuerpo encarnaba a la perfección en esos dibujos de heroínas de comics, tan increíbles, tan sensuales.
    
    Me enamoré perdidamente de ella y aun hoy en día no alcanzo a comprender que es lo que ella vio en mí para enamorarse de un tonto como yo…
    
    Pero no solo su perfección física me sedujo, porque con el tiempo la belleza inexorablemente se escurre como agua entre los dedos, Gretel resultó ser mejor que nadie en la cama, mejor por mucho de cuanta mujer me había acostado anteriormente, desinhibida, perra, sabiendo disfrutar como ninguna de su condición de mujer, y sabiendo cómo ninguna como llevar a un hombre al borde de la locura, una hembra apasionada, incansable, viciosa y lujuriosa.
    
    Y desde el día en que empezamos a salir estuve consiente de que no era el único hombre que se acostaba con ella, a pesar que una y otra vez me jurara su amor incondicional yo sabía que me engañaba y que siempre me engañaría, sencillamente lo llevaba en sus genes. Por un tiempo ...
    ... me funcionó jugar a ‘no saberlo’, negando una realidad por demás evidente. Incluso cerraba mis oídos a la voz baja de la chusma y al consejo sano de amigos, ‘cornudo’ no me era una palabra fácil de asimilar.
    
    Ella jugaba al gato y al ratón conmigo, no me confirmaba sus infidelidades, pero tampoco las negaba, me evadía cada vez que tocaba el tema.
    
    Pasados unos años y con mis cuernos más que evidentes busqué un plan B, le pagaría con la misma moneda, así que también me anduve revolcando con mujerzuelas solo para provocar su ego, pero para mí desgracia en no mucho tiempo comprobaría que parecía inmune a lo mal que yo me portara.
    
    Pero yo no era así, sufría en silencio y a veces lloraba por los rincones, al menos me conformaba tener una parte de ella, Gretel decía una y otra vez que era todo para ella, pero no obraba en consecuencia y yo me transformé en un tonto, en su perro faldero, su imán era tan potente que no podía apartarme de ella, sencillamente prefería compartirla a perderla…
    
    Pasamos varios años así, llegando a los treinta Gretel se ponía más hermosa y yo estaba cuesta abajo, tenía un poco de barriga, estaba perdiendo el cabello y ya había asimilado que estuviera con cuanto tipo quisiera, mientras también estuviera conmigo.
    
    Una noche después de cenar nos enganchamos con una película, casualmente trataba de una mujer infiel que se divertía con cuanto tipo quería, y como su celoso marido la perseguía a escondidas y la observaba como se encamaba con extraños, ...
«1234...»