1. Patito feo


    Fecha: 06/08/2018, Categorías: Gays Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos

    ... todo.
    
    Y cuanto más tiempo pasaba, más recuerdos de ella me asaltaban cuando menos lo esperaba. Si veía un animal herido o abandonado, recordaba como ella iba en su auxilio, lo recogía y se encargaba de él, cosa que yo empecé a hacer simplemente por "ella lo hubiese hecho". Conocía todos sus libros favoritos y no tardaron mucho en formar parte de mis estanterías. En ratos de soledad, paseaba por los sitios que sabía que ella lo hacía antaño, guardando la secreta esperanza de que tal vez un día la viese allí.
    
    Cuando besaba a una chica, su cara se me aparecía un segundo antes de que nuestros labios chocasen. Y siempre que cortaba una relación con una, era porque las acababa comparando con ella.
    
    Y aun así, inconscientemente, mi orgullo de hombre joven, seguía poniendo una venda a los ojos de mi corazón.
    
    Pasaron muchos años antes de que la volviese a ver, pero su recuerdo siempre me acompañó.
    
    Mi vida ya había dado algunos círculos completos, incluso me había casado y divorciado, tenía ya una preciosa hija de tres años a mi cargo y en mis espaldas reposaban cuarenta y dos años.
    
    Cuando por fin sucedió, sentí como mi corazón se paraba y durante unos segundos dejé de respirar.
    
    Era igual a como yo la recordaba, los años apenas envejecido las facciones de la cara. Tal vez había ganado algunos kilos más. Pero lo primero que noté fue ese aura que exhalaba por cada uno de los poros de la piel. El aura que procede de la bondad, de la paz interior, de la simpatía... ...
    ... La belleza interna.
    
    Fue en un lugar y momentos inesperados. En un parque cuando yo había bajado a que mi hija jugase.
    
    Ella me miraba sonriendo. Me había reconocido. Y no tardó en encaminarse hacia mí.
    
    Creo que mis labios mostraron una sonrisa de felicidad. ¡Me alegraba tanto de verla de nuevo!
    
    Ella estaba con una niña también. Era su sobrina me explicó, nunca había tenido hijos ni se había casado.
    
    Enseguida las dos niñas congeniaron y se pusieron a jugar dejándonos solos. Ella hablaba risueña y me contaba cosas de su vida, estudios, viajes, acontecimientos, antiguos compañeros a los que había visto... Yo apenas era capaz de decir unas pocas palabras de afirmación. Sólo quería mirarla y oír su voz.
    
    Cuando se hizo tarde, la llevé en mi coche a casa de su hermana para que dejase a su sobrina y echando mano a todo mi valor le pregunté que si después quería venir a la mía a tomar algo y seguir hablando de los viejos tiempos.
    
    Aceptó. Y yo me sentí lleno de felicidad por ello.
    
    Al llegar a casa, ella misma se encargó de dar de cenar a mi hija, parecía que la pequeña la había aceptado desde el primer momento. Después la llevó a la cama y le dio un beso en la frente. Verlo me hizo imaginar lo que sería tenerla todas las noches de mi vida así, en mi casa, acostando a mi hija y después incorporándose para dedicarme una cálida sonrisa, cosa que hizo.
    
    Algo dentro de mí se fundió con aquella sonrisa y vi la estupidez de mi orgullo. Siempre había pensado que yo me ...