1. Susana, la guarrilla de mi instituto (Parte 4)


    Fecha: 12/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    ... nada?
    
    —No sé, tal vez podrías....
    
    Se levantó directamente y se alzó la falda delante de él. Se relamió los labios.
    
    La puerta sonó y Susana volvió a sentarse.
    
    —Pase.
    
    Entró una mujer con una carpeta llena de papeles y le dijo que tendría que revisarlos.
    
    —Ahora lo haré, le contestó.
    
    Cuando desapareció la mujer de la carpeta, el hombre de la secretaria se levantó y echo el pestillo a la puerta. Descolgó el teléfono y se acercó a Susana. Subió su falda y con un dedo empezó a acariciar sus labios.
    
    —Me debes 150€, le dijo.
    
    Este masturbaba a Susana mientras esta le bajó la cremallera del pantalón y sacó su polla que ya empezaba a empalmarse.
    
    Le echo un poco de saliva para lubricarla y comenzó a meneársela.
    
    —Ah, ah, ah, Susana gemía. El tío sabía cómo hacer disfrutar a una mujer con los dedos.
    
    Siguieron un rato así, hasta que Susana tuvo un orgasmo. Tuvo que morderse los dedos para no gritar de placer, el tío era un experto.
    
    Luego le dijo que aún le faltaban 50€ para pagar la matrícula y giró a Susana y la puso de espaldas a la mesa levantando su falda. Joder, cómo les gustaba a los hombres esa postura.
    
    —¿Va a follarme? Le preguntó.
    
    —Sí, no tengo condones, pero me da igual. Se te ve una chica limpia y eso.
    
    —Solo métame la punta, le dijo.
    
    —Está bien, solo el capullo, le contestó.
    
    Le abrió los labios con dos dedos y la penetró. Pero no la hizo caso y se la metió toda. Entonces empezó a bombear.
    
    —Solo la punta, solo la punta, ...
    ... repetía Susana.
    
    —Que sí, que solo la punta.
    
    Sus respiraciones se acompasaron al cabo de un momento y Susana no paraba de gemir en voz baja, mientras el otro se la follaba.
    
    —¡Ah, ah, ah! La punta, la punta, decía.
    
    El hombre no paraba de sudar mientras entraba y salía y veía como su polla toda lubricada por los fluidos de Susana estaba a punto de explotar.
    
    Unas embestidas más y terminó corriéndose. Por supuesto nada de solo la punta. Se quedó un rato dentro de ella terminando de soltar su leche.
    
    Cuando terminó se salió de ella y se quedó apoyado en la mesa recuperando la respiración.
    
    —Joder, esto ha valido los 50€ y más. ¿Te has corrido?
    
    —Sí, sí, decía Susana casi sin resuello.
    
    Pensó que le había dicho que solo la punta, pero se la había metido entera. Qué más daba, había disfrutado como una perra.
    
    —Siéntate, te haré la matricula.
    
    Le pagó los 50€ que llevaba y tras hacer el papeleo, se despidieron.
    
    Susana pensó que estaría bien volverle a ver.
    
    Pasó un mes y medio y el encargado la hizo su secretaria tal y como habían quedado.
    
    Susana iba a la universidad por la mañana y por la tarde trabajaba en el Burger.
    
    Cuando tenía un rato libre, se iba a secretaría, llamaba a la puerta y el hombre salía. Cerraba la secretaría y se iban a un sitio distinto cada vez, donde follaban como locos, estas veces sí, con condón. Susana no quería quedarse preñada ni menos aún, que le pegara cualquier enfermedad.
    
    Un día estaban follando sobre la escalera que ...