1. La reeducación de Areana (8)


    Fecha: 14/08/2018, Categorías: Confesiones Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... un tema que venía obsesionándola:
    
    -No seas turra. Contame qué planes tenés para Eva.
    
    Amalia dibujó con sus labios una sonrisa perversa y dijo:
    
    -Ya te vas a enterar.
    
    Elena procuró disimular su frustración y preguntó:
    
    -¿Cuándo le vas a devolver a Areana?
    
    -Mañana.
    
    -¿Puedo estar yo?
    
    -Podés. Venite a las cinco de la tarde. La voy a convocar para esa hora.
    
    -Che, ¿puedo adelantarle eso a Eva?
    
    Amalia pareció reflexionar y finalmente dijo:
    
    -Sí, contale que mañana le devuelvo a su hijita.
    
    ……………
    
    Poco antes de las diez de la noche, Elena estaba en el dormitorio de Amalia, ambas desnudas y esperando a Areana, que poco después hacía su entrada conducida de la cadena por Milena.
    
    La niña estaba ardiendo, porque la manguereada de la asistente y la enema posterior presuponían sexo con su dueña, pero se puso más caliente aún cuando advirtió la presencia de Elena.
    
    “Me van a coger entre las dos…” se dijo con un poco de miedo ante la posibilidad de sufrir cuando la desvirgaran, pero también extremadamente excitada.
    
    -Podés retirarte, Milena. –dijo Amalia y de inmediato le ordenó a la sumisita:
    
    -Vení, Areana… Acercate…
    
    -Sí, señora… -murmuró la niña y se desplazó hacia los pìes de la cama, donde estaban la dueña de casa y Elena, que pidió:
    
    -Hacé que se pare, quiero verla completa.
    
    -Parate, nena. -ordenó Amalia. –Abrí las piernas y poné las manos atrás.
    
    -Sí, señora…
    
    Cuando ambas tuvieron a la niña exhibiéndose en esa posición Elena ...
    ... la observó de frente un momento, relamiéndose con esas tetitas deliciosas que cabían en la palma de la mano, con esa cinturita alta y fina, con esas piernas largas, de muslos admirablemente torneados, y luego comenzó a girar hasta ubicarse a espaldas de la sumisa.
    
    -Poné las manos en la nuca, tesorito. –le ordenó. Areana lo hizo y entonces Elena tuvo a merced de sus ojos afiebrados de calentura ese culito empinado, redondo y firme con el cual se relamió durante un instante. Por último, volvió junto a Amalia:
    
    -Me parece increíble estar viviendo esto… Tener en nuestras manos a semejante bocadito…
    
    Amalia rió y fue hasta el placard, para volver con un cofre del cual extrajo su arnés de cintura con el dildo doble, un pulg anal y el pote de vaselina.
    
    -A la cama, putita, ¡vamos! –le ordenó a Areana y ésta obedeció de inmediato. Mientras trepaba al lecho recordó las veces que con compañeras del colegio habían hablado sobre el desvirgamiento: “duele mucho” “no duele tanto” “no a todas les duele igual” “duele pero enseguida se pasa” “duele y no se siente placer”, y así las opiniones diferían y ninguna tenía certeza alguna respecto de ese momento tan especial que ahora iba a vivir ella, con miedo, pero también con deseo de experimentarlo en manos de esas dos mujeres maduras y tan atractivas.
    
    -De espaldas, perrita. –ordenó Amalia y una vez en esa posición tuvo a su dueña a la derecha y a Elena del otro lado, ambas tendidas de costado, pegadas a ella, estremeciéndola con el ...
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