Quédate en mi casa
Fecha: 16/08/2018,
Categorías:
Poesía Erótica,
Autor: Nancybella, Fuente: CuentoRelatos
... Necesitaba algo fuerte y me levanté para preparar un brandy con un poco de Coca Cola y agua mineral. Dejé los vasos en la mesa y fui a mi cuarto. Regularmente las cortinas de las dos salas y el comedor hacían que el cuarto se viera a media luz pues el sol da fuerte por la tarde y además, el aire acondicionado siempre está puesto pues hace un calor terrible. Fui al baño y después a mis cajones, a buscar algo sexy. Encontré una tanga pequeñita y una batita de red que al ponérmela no me tapaba nada y mis pezones se veían sensuales. Salí del cuarto y fui descalza a la sala. Esteban dormitaba otra vez. Me senté y bebí de mi vaso. Yo estaba caliente y con tres copas de crema de café, seis cervezas y mi copa de brandy ya me sentía en las nubes. Él no despertaba y decidí acercarme. Me hinqué a su lado y toqué suavemente su pene cubierto por su pantalón. Él medio abrió los ojos y sonrió pero volvió a cerrarlos. Seguí frotándolo y yo iba poniéndome más caliente.
Como no hacía caso -quizá por su cansancio-, le bajé el cierre de su pantalón y saqué su pene. No estaba erecto pero medía unos 12 centímetros. Comencé a chuparlo y poco a poco se fue poniendo grande hasta que estaba duro, completamente duro.
Por fin reaccionó y yo me senté en sus muslos colocando una de mis manos en su hombro y otra frotando su pene. Me besó el cuello y yo sentía lo áspero de sus manos y los pelos de su barba me hacían cosquillas pero me excitaban. Él se veía fascinado y con la punta de su lengua ...
... tocaba mis pezones y eso los ponía más duros. Yo no era la chiquilla que se había cogido. Ahora yo era dominante y él se veía un poco impresionado por ello, sobre todo por tomar la iniciativa. Por fin tocó con sus dedos mi vulva apenas resguardada por mi tanga y comenzó a frotarme. Me calentó rápido, no puedo negarlo.
Olía a sudor y eso me excitaba más. Me fascinan los hombres grandes y sudorosos. Una vez llegó un empleado de la compañía de gas y como siempre ando en casa con poca ropa, lo impresioné tanto con mi una faldita y un top cortito que casi le da un infarto allí. Surtió el gas y cuando fue a cobrar lo hice mío. Casi medía 1.90 y tenía un pene enorme pese a que tenía un abdomen voluminoso, pero me apasionó que estaba muy sudado y el cuerpo le brillaba. Me volvió loca.
Esa tarde, mi primo Esteban también olía a sudor y su pito estaba listo para traspasarme. Sin embargo, llevó las cosas lento. Me metió dos dedos en mi vulva y uno en mi ano. Yo estaba completamente excitada y le besaba el pecho, el cuello o donde pudiera. Cuando cambiamos de posición, él lamió mi vulva por un largo rato. A intervalos la chupaba o tocaba con la punta de su lengua. También, metía uno o dos dedos mientras seguía jugueteando con su lengua. Yo casi le rogaba que me penetrara, pero no me hacía caso, siguió metiendo los dedos hasta que me hizo gritar, pues provocó una corrida que salpicó el piso.
Después, me dijo que me hincara y que le chupara su pene. Estaba durísimo. A sus 52 años su ...