Sexo en exceso sin mi marido - Relatos Eróticos

Sexo en exceso sin mi marido

... tomaba de la cintura y me la metía profundo, no pude evitar correrme entre sollozos y gemidos.  Al rato sentí el esperma que Miguel soltaba dentro de mi vagina, su pene parecía palpitar dentro de mi cada vez que disparaba su leche.

Descansamos sobre la cama, ambos estabamos sudados.  El se puso de pie y me pidió que nos ducháramos juntos, me puse de pie y el me tendió la mano y entramos a la ducha juntos.  Allí dentro me dijo que era una mujer muy bella y que había querido tener sexo conmigo desde hace tiempo, que yo lo excitaba mucho.  Me besó y yo que estaba satisfecha del sexo recibido, le correspondí, sus besos se fueron a mi cuello, luego mamó mis senos e hincándose comenzó a darme sexo oral en la ducha, me separó las piernas y me recostó en la pared para tener mayor comodidad.  Me chupaba el clítoris y metía dos dedos en mi rajita, pronto me tenía excitada de nuevo.  -qué rápido te mojas preciosa!- me decía.  Me volteo y me agachó un poco, para poner su verga dentro de mi panocha de nuevo.  Me tomó de la cintura para aferrarse y me cogió duro y rápido.  Al rato se detuvo y me dijo que se chupara, pude sentir su verga impregnada de mis jugos vaginales, se la lamí toda, estaba como piedra.  Ahora después se acostó en el piso de la ducha y me pidió que me montara encima de su verga, lo hice, tomé su verga y la puse en mi rajita y me fui sentando encima metiéndomela bien adentro.  Luego me dijo que me moviera encima, yo lo hice, sabía como hacerlo, su buena verga se ...

... metió muy profundo en mi chuchita, me excité mucho, sin embargo esa posición en el suelo, es muy dificultosa para una mujer, pero la excitación fue mayo y Miguel y yo nos corrimos casi al mismo tiempo entre gritos y gemidos, de nuevo su leche fue a parar al fondo de mi vagina.  Nos terminamos de asear en la ducha y salimos de nuevo a la recamara. 

Me dijo que quería disfrutar mi lindo trasero.  Me pidió que me pusiera en cuatro sobre la cama, en la orilla.  El se puso atras y comenzó a tocarme y apretarme las nalgas, luego le dio una lluvia de besos y lamidas a mis nalgas, a cada momento decía -qué buenas estan, tu esposo tiene mucha suerte de tenerlas-.  Miguel chupó también mi orto, lo hizo por varios minutos, me encanta que los hombres con los que he estado en la cama me lo hagan, y Miguel no era un novato, sabía donde tocar con los dedos y con la lengua.  En eso deslizó un dedo en mi ano, después lo metía y lo sacaba, tratando de meter más que sacar, en un par de minutos tenía casi todo su dedo medio de la mano en mi culito.  Al rato metió un segundo dedo cuando calculó que ya estaba un poco dilatado mi recto.  De pronto, se puso de pie y fue a donde estaba su saco, extrajo algo, era una pomada, se la untó en la verga y luego hizo lo mismo en mi ano y en mi recto.  -Voy a darte por ese lindo culo-, me dijo, puso su verga en mi ano y comenzó a empujar, su glande empujado con fuerza fue penetrando mi recto, pujé al sentirlo, no era mi primera vez, pero su cabezón era grande, ...