1. Mi despertar en el metro


    Fecha: 18/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Javítelaví, Fuente: CuentoRelatos

    ... quería partir el culo pero que prefería que me diese el consentimiento. Me estaba follando el coño por detrás de tal forma que estaba teniendo múltiples orgasmos, así que sin pensar le dije que me diera por culo, que mi culo era sólo suyo. La sacó, escupió en mi ano y metió tres dedos de golpe. Mi recto se contrajo y grité, pero él entonces me la metió en el coño y volví a sentir gran placer, olvidándome de sus tres dedos, que se movían en círculos. La volvió a sacar y me metió su glande, que era bastante más gordo que sus tres dedos. Mi culo estaba al máximo, pero resistí.
    
    El mulato se echó para atrás y me dio otro arreón más fuerte, metiendo más cacho de pene en mí. Esta vez grité más. La sacó y la volvió a meter. Cada vez que me lo hacía gritaba, pero empezaba a cogerle gusto al dolor, me sentía totalmente ocupada y me subía un calor por todo el cuerpo. No me di cuenta cuando consiguió meterme casi toda su verga y cuando había empezado a bombearme. Sus manos nunca dejaban de masajearme las tetas y me decía lo buena que estaba, el pedazo de culo que tenía, lo mucho que estaba disfrutando en mi culo.
    
    Fue mi mejor polvo, ...
    ... no de la noche, sino de toda mi vida. Ahí estaba yo, una mujer casada, responsable y trabajadora como una perra en celo, con las bragas en una pierna, con el sostén en el suelo, la blusa desabrochada y tirada en el suelo de un vagón entregada a un chiquillo desconocido.
    
    Cuando me inundó de semen, le di mi número de teléfono móvil. Me lo cogió dándome un beso en la boca y obligó a sus compañeros que se fueran. Me vestí, me limpié como pude y volví a casa. Mi marido estaba muy preocupado, pero le dije que me había dormido en el vagón. Eran casi las tres y había llamado a la policía. "¿Pero seguro que estás bien? Estás muy roja". Es que cuando me he visto sola y a las horas que eran me he asustado, le dije. "Te podía haber pasado cualquier cosa". Anda, te preocupas demasiado, cariño. Le di un beso en la mejilla y me duché, sin dejar de pensar en el negrito. Me llamó a la mañana siguiente. Se llamaba León. Me citó para ir a su casa, quería que conociera a sus hermanos mayores.
    
    Vivía en un apartamento con ellos y fui cuando salí de trabajar. Dos hermanitos igual de bien dotados que mi hombre. No dejé de verle en mucho tiempo. 
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