1. Los cinco albañiles de la construccion y...el jefe de obras


    Fecha: 19/08/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... caliente, servida en un ennegrecido tarro de conservas al mismo tiempo me decía que me sacara las ropas para ponerlas a secar agregando que no tuviera vergüenza que alli todos eran hombres. Cuando lanzó esta ultima frase, levantó las cejas haciendo una mueca que se podría haber interpretado como de lascivia. Yo agradecí el gestó y sin pensarlo mucho comencé a sacarme algo de ropa para ponerla a secar ( atenazado por el frio que me calaba hasta los huesos y también para que negarlo, por la posibilidad de "tener algo" con alguno de los obreros. Ya llevaba casi dos semanas de abstinencia sexual y andaba que me trepaba por las paredes. Con toda soltura de cuerpo me saque la parka, la chomba y la empapada camisa; quedando sólo en jeans y una camisetita de tirantes que dejaba traslucir mis duras tetillas. En ese momento el capataz de la obra carraspeó y ordenó a los otros obreros para que salieran del pañol a ver si en los techos " no habían filtraciones". Todos salieron presurosos y entre risas manifestaban que al parecer el que estaba filtrándose era otro. El capataz me aconsejó que me sacara los tenis y los calcetines y los pusiera a secar junto con el resto de la ropa, al mismo tiempo que me decía que el tenía un hijo como de mi misma edad y que, en caso de pasar por una circunstancia parecida a la mía, le gustaría que fuese "bien atendido". El énfasis con que remarcó su ultima frase me dio a entender que yo ya lo había enganchado y que sería cosa de minutos el tenerlo ...
    ... bufando a mis espaldas. Me invitó a sacarme además los empapados pantalones, insistiendo en el argumento de que no debía avergonzarme ya que allí todos eran "hombrecitos". Esa remarcada ultima frase y la imagen que se me había formado en mi cabecita del hijo del capataz siendo manoseado descaradamente por otro obrero, me terminó por prender. El capataz notó mi arrobamiento y me invitó a sentarme a su lado en uno de los camastros que usaban los rondines donde continué bebiendo la cálida infusión. El tecito caliente que sorbeteaba del tarro recubierto en hollín. En ese momento me recordé de un chiste que decía mi padre cuando tomaba el te muy caliente y dije que eso reducía la capacidad sexual n un 66. % ya que uno se quemaba la lengua y los dedos a lo que el capataz respondió que eso habría que comprobarlo mientras ponía una áspera manaza sobre una de mis piernitas y la comenzaba a acariciar a todo su largo. Eso me puso la piel de gallina y para ocultar una violenta erección, subi una de mis piernitas medio cruzándola sobre mi pelvis, lo que me llevo a caer de medio lado automáticamente en cucharitas junto al Capataz. El hombretón me abrazó por detrás aferrándome a el, mientras con otra mano yo notaba como aflojaba su cinturón y se medio bajaba los slip, comenzando a refregarme su enhiesta verga sobre mi espaldita. Con esa misma mano me bajo a mi los "chones" y mientras con una de sus piernas me separaba las mías, sentía como raspaban mis nalguitas el frio y dentado zipper de sus ...
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