1. Los cinco albañiles de la construccion y...el jefe de obras


    Fecha: 19/08/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... pantalones. Frente a eso ultimo, yo eché mi cabeza atrás y la comencé a restregar contra el hombretón mientras emitía calenturientos gemiditos. Eso lo prendó aun mas y, aprovechando el abundante precum que salía por su uretra y ayudado por un poco de saliva, me apuntó la verga en mi agujerito de amor y dándome dos o tres empellones, me la zampó completamente. No era una verga para causar estragos pero si lo suficientemente buena como para hacerme disfrutar. Yo tenía la capacidad de soltar mi esfínter para disfrutar de un buen polvo sin que me resultase incómodo ni doloroso por tanto, el capataz logró meterse dentro de mi hasta sus pelos y estando de medio lado en cucharitas, comenzó a bombearme fieramente. Yo era un experto en moverme como un torbellino. En redondito, de lado a lado, aprietándo y soltando mis nalguitas, aprietándo y soltando mi recto; lo que llevaba a mis culeadores a acabar en menor tiempo del que a ellos les hubiese agradado. El capataz lanzó un bufido como de muerte y aferrándose a mi comenzó a eyacular copiosamente mientras con cada espasmo, me abrazaba aun mas y mas fuerte. Permanecimos un rato en esa misma pose, el a mis espaldas resoplando fatigado y sexualmente maravillado por la experiencia vivida y yo feliz de sentir una buna lechada vaciándose en mis intestinos. Desde el exterior se escucho un silbido y otra carraspera y después de golpear la puerta, el obreo que yo vi en primer término atinó a entrar al calido pañol, aduciendo que debía buscar ...
    ... algo urgente, en vista de lo cual el Capataz sin ningún tapujo mostró que me tenía empalado, mientras yo pudorosamente me volvía contra la pared . El Capataz saló desde mis interiores dejando un copioso reguero de cálido semen, manifestando que el también debía ir al baño. El obrero que había entrado recientemente, no podía menos que advertir que yo estaba a "popin" pelado y que, desde la raya de mis blancas nalguitas nacía un blanco y pringoso rio de moco. Sin hablar mucho, el segundo de los hombretones procedió a desnudarse completamente y mientras se tendía de espaldas a mi lado en el pegajoso camastro, me sacaba la camiseta y mis slip; quedando ambos como dios nos trajo al mundo. Me tendió sobre su pecho musculoso y velludo pecho mientras me besaba con gran delicadeza y acariciando mis cremosas nalgas me decía que en cuando me había visto, le habían entrado unas enormes ganas de culearme allí mismo en la obra. Esta demás decir que eso me elevó a las alturas, pues a mi me encantaba que los hombres se derritiesen por mi belleza adolescente. Me ayudó a acomodarme sobre su pene y mientras yo me abría las nalgas con ambas manos, el me apuntaba el pene en mi ya jugoso anito. Yo le dije que me dejara a mi solito y tomando yo su verga con una de mis manos, me fui sentando poco a poco en ese pilar de carne que se me ofrecía hasta que, me lo trague completamente. Allí di nuevamente rienda suelta a mis artes amatorias y me transformé para el en la mas sabia de las putas. Subía y bajaba ...
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