1. ¿SEXO PROHIBIDO?


    Fecha: 20/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... lujuria, erótico, prohibido. Un leve gemido me saco de mi tren de pensamiento, ahí estaba ella. La hija mayor de mi mujer, mi hijastra. Aquella que alguna vez había fantaseado cogerme. La madre de Estefany, mi nieta. Estaba en la puerta entreabierta de mi cuarto, los ojos cerrados. Una mano reposando sobre sus enormes tetas, la otra, entre sus piernas. Era obvio que me había descubierto masturbándome y más obvio el que se había dejado dominar por el morbo, se acariciaba como si los la escena que acaba de encontrar la hubiera contagiado e igual hubiera sido presa del instinto sexual. Instinto o no pareció darse cuenta que la había descubierto y ágil como pudo retiró las manos de donde se acariciaba y dándose la vuelta iba a retirarse. No pudo. De un salto me había colocado a su lado, desnudo como estaba. Únicamente con la camiseta que traía puesta y mis 18 cm al aire. No se vaya – dije como si con mis voz quisiera matarle cual ápice de vergüenza. Sus ojos clavados en los míos, mirándome como si intentara leer mis pensamientos. Entre -dije como sin con aquella invitación la tentara a ser más que un confidente de su pequeña debilidad. Perdón no sabía que estaba sólo – dijo como tratando de dar una explicación. Mi mano en su brazo era más que dos cuerpos en contacto, era el termómetro que medía lo que debía estar sintiendo por dentro. Un leve temblor descubría cuán nerviosa estaba. Quizá sin caer en cuenta entro al cuarto y aunque la seguía sosteniendo pude saber que al ...
    ... escuchar el cerrojo tras de sí supo que ya no había vuelta atrás. Una vez más nuestras miradas se cruzaron y quizá fue ahí donde decidimos calmar nuestra excitación. Sin decir palabra alguna la tomé de los hombros y halándola contra mi pude sentir sus hermosos melones que tenía por tetas. Suaves, cómodos como para recostarse en ellos al igual que el oso de peluche que indiscretamente nos observaba desde la cama. Su respiración la delataba, era evidente que estaba caliente y con ganas de verga. Que importaba que fuera la hija de mi mujer, que estuviera casada, que fuera la mamá de Estefany la nieta a quien hacía algún tiempo me cogía. Esta gordibuena hoy se tragaría mis 18 centímetros. En otra ocasión hubiera sido distinto. Pero yo estaba caliente y por un instante pensé que pudiera cambiar de opinión. Supe que debía actuar rápido y sin más le saque la blusa hasta dejar aquellas enormes tetas a mi disposición. Se los mame al mismo tiempo que le desabrochaba su falda hasta tenerla desnuda completamente y dejarme ver aquel cuerpo un tanto pasado de peso, pero bien distribuido. Nalgas grandes, gruesa de piernas y un chocho peludo como el sólo. Por un instante pude leer algún pudor en su rostro, por lo que me espere en darle mi mejor lamida a sus pechos, mi mano derecha mientras tanto se fue en busca de aquella concha que yo adivinaba estaría húmeda por el deseo. No me equivoque. Estaba encharcada de tantos líquidos, sensible al contacto, tanto que al sentir mis dedos entre sus labios ...