1. ¿SEXO PROHIBIDO?


    Fecha: 20/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... aquel sexo que cada vez más me acercaba al orgasmo. Sudado y con la respiración al tope. Sintiendo como los latidos de mi corazón se aceleraban y aquella sensación en mi espalda como de corrientes de energía. Acelere mis embestidas, más fuertes. Afianzado fuertemente al culo de mi hijastra que parecía estar en trance orgásmico entre balbuceos y gemidos. Había sido cuestión de tiempo y había llegado, sentí como mis huevos dejaban escapar su carga, como se desplazaba pasando por toda mi verga poniéndola más hinchada para luego hacerla vomitar semen y semen una y otra vez. No acabe dentro aunque bien me hubiera gustado. Termine sobre sus grandes nalgas, en los cachetes de su culo, en la raja. Mi hijastra pareció disfrutarlo más que yo, tanto que mientras le echaba leche encima no dejó de sobarse el clítoris con sus manos. Para ser primer a vez había sido un buen polvo, tanto que agotado me tiré a la cama hasta quedar junto a Alejandra. Los dos boca arriba, descansando y quizás meditando sobre lo que acababa de pasar. Parecía como si ahora no quisiéramos vernos a los ojos como al principio. Por hoy era un secreto nuestro y del oso de peluche que seguía atento a cuanto ...
    ... pasaba. ¿Qué decir? Nada. Mi hijastra sabía lo felices que éramos su mamá y yo como pareja, que gozábamos del sexo que ella decía no haber vivido antes. Yo aunque ciertamente en mas de alguna ocasión habría fantaseado darle verga, sabia que era una mujer casada con un hogar estable. ¿Volveríamos a repetir lo que acabábamos de hacer? Como saberlo. ¿Qué diría si supiera que hace más de un año me cogía a su hija? Quizá estábamos tan en sintonía que también ella se preguntó algo similar, porque se paró de un salto dejando su 170 de estatura frente a la cama y aquellas grandes tetas a mi vista. No le vaya a decir nada a mi mamá -dijo mientras recogía su ropa del piso para luego dar la vuelta y salir casi corriendo por aquella puerta donde había entrado al pecado del incesto. Otra vez quede sólo en mi cuarto o no tanto, acompañado de Taz el oso de peluche que un día regalé por el día de San Valentín. La verga todavía semi erecta, pensando que en esta familia ya eran 3 chochos que me comía aparte del de mi mujer. Por un no se que, me toque la polla, quizá en el fondo la felicitaba por tal osadía. Lógico, ahí mismo decidí que está no seria la última vez. Seguiré contando …. 
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