1. PLAYA ROJA II


    Fecha: 21/08/2018, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... golpeándole el vientre. Propuse un baño y entramos en el agua pensando que su frescor podria reducir nuestra calentura. La mar estaba en calma chicha, y el efecto luna hacia pensar que la superficie estaba cubierta de una gruesa capa de aceite y que el agua tenia mas densidad. No hubo forma de calmarse, todo cuanto nos rodeaba invitaba a la lujuria, salimos del agua con el pene aun mas rigido y el deseo desatado, nos reunimos junto a la roca, invite a mi mujer a ponerse a cuatro patas y lo hizo presto con la respiración agitada, ella tampoco estaba ajena de aquel embrujo, y tomándola de las caderas empece a penetrarla desde atrás...¡Que placer indescriptible! Era el parto del universo, era la liberación suprema. Empece con movimientos suaves, me fijé en el chico que no nos quitaba ojo, debia estar desesperado, apenas a unos centímetros de Sara, se acariciaba el miembro, yo aceleré un poco las embestidas y mi mujer jadeaba con la boca desesperadamente abierta reclamando con silenciosa ansiedad llenarla con aquella verga erecta del joven que se manoseaba con desesperada lujuria. Apenas unos centímetros los separaban, y la vision de aquello me estaba desquiciando, no pude evitarlo y le supliqué al muchacho que diera de mamar a la hembra. Fue como si le hubiera dado a un interruptor, Robertito avanzó un paso y su pene se encajó en la boca de Sara que empezó a chuparlo como una posesa, la vi lamer, relamer y chupar, y mis ojos empezaron a nublarse de gozo, senti que iba a correrme ...
    ... y grité, oí otros gemidos y gritos, creo que nos corrimos casi a la vez, pero seguimos un rato enganchados como si desearamos que aquello durase eternamente.
    
    Cuando nos incorporamos, Sara, me dio un beso en el que pude saborear la leche del joven, y mi lengua dio buena cuenta de los curretones que tenia en la cara.
    
    Sin decir palabra, en silencio absoluto, como si quisiéramos mantener viva la magia del momento, nos metimos en el agua los tres juntos, nos abrazamos, Sara unió su boca a la del joven en un beso apasionado, y yo que no quería perderme algo tan maravilloso, uni mi boca tambien en aquel beso. Las tres lenguas se anudaron en placentero abrazo, y al cabo de un rato estabamos nuevamente excitados. Mi esposa se tumbó en la orilla con las piernas abiertas y Robertito se subió clavando el pene en sus entrañas, yo empecé a masturbarme mientras disfrutaba de aquella soberbia monta, veia el culito del chico abrirse y cerrarse al compás de las embestidas, dejando entrever el pequeño bosque de vello que rodeaba su esfínter y los cojones que golpeaban rítmicamente la entrepierna de la hembra. Sara volvió a correrse entre convulsiones y gemidos y la berrea del joven indicaba que el también estaba eyaculando. Yo no podia más y en cuanto desmontó el joven, yo me lance a lamer el coño de mi mujer y dejarlo limpio de semen, hubiera querido montarla yo tambien, pero no pude evitar correrme mientras saboreaba la cosecha de esperma.
    
    El nuevo dia amanecio con sol radiante y la ...