LA PATRONA EXIGENTE 5 - Relatos Eróticos

LA PATRONA EXIGENTE 5

... eso te lo recomendé.» «Si, tenías razón. ¿Muchas veces estuvieron juntos…, jugando en la cama, digo…?» «Y… hace tres semanas…, casi todos los días…» «Es lindo eso. Yo quiero eso también. ¡Me gustaría tenerlo siempre adentro! ¡Me gusta mucho!» «Te voy a traer todas las veces que pueda.» «¡Si abuelita!» «¿Viste? ¡Te dije que era fantástico!» «Nunca imaginé que sería tan lindo…, y estoy muy contenta que vos estés con nosotros.» «Si tesoro. La “abuelita” sabe mucho de esto… ¡Jajaja! – Intervine para que supieran de mi presencia. - Dejame unos minutos más, Pauli. Quiero hacerle otra cosita, para que le guste más todavía.» Me levanté y me arrodillé entre las piernas de Ludmi. «Quedate acostadita. Levantá las piernitas y tomalas, sostenelas desde la pantorrilla o los tobillos, lo que te sea más cómodo.» Sus hermosos orificios quedaron lujuriosamente expuestos. Al verla así, tan linda, tan sexualmente ofrecida, la pija creció geométricamente. Está tan naturalmente lubricada que no tuve necesidad de más. La metí en la concha, suave y amorosamente, para que sintiera como entraba cada centímetro. Cuando llegué al fondo le di un par de bombazos. La nena me acompañó con una sonrisa angelical, los ojos bien abiertos. Luego se la saqué y la metí, sin problemas, por el culo. También entró sin dificultad. Un par de bombeos y nuevamente a la conchita. Así varias veces. Pauli no se quedó inactiva… Me besaba la espalda y las caderas. Me agarró la pija y hacía de guía para que entrara en los ...

... orificios de la nena. Ella ahora tenía los ojos cerrados y la boca entreabierta… «¡Ay papi! ¡Qué lindo! ¡Me viene otra vez! ¡Aaaaaahhh!» Se sacudió una vez más y Paulina sostenía mi pija dentro de ella. Cuando se la saqué, rápidamente Pauli fue sobre ella. Y se acomodó para un 69. No sé si ésta sería la primera vez, o aprovechó nuestra relación para hacer con la nena lo que tenía ganas desde siempre. De cualquier manera sé que Ludmi me lo dirá en algún momento. Se acomodó maravillosamente bien…, para chupar a Ludmi, y que la nena se la chupe a ella. El soberano culo quedó expuesto a mis deseos. Me acomodé del otro lado, frente al culo de Pauli. Me enanqué, lubriqué, y se la metí. Mientras chupaba, Ludmila mantenía los ojos cerrados. De pronto sintió mis huevos colgando sobre sus ojos. ¡Todos estábamos ocupados! Las chicas chupándose mutuamente, y yo con el culo de abuelita. Estaba magníficamente enancado sobre Pauli. Ella bien apoyada en las rodillas para no descargar todo el peso sobre la nena. «¡Ay! ¡Ay! ¡Abu! ¡Me hacés acabar con la chupada! ¡Cómo Dani!» «¡Dale nena! ¡Yo también!» «¡A vos te la está dando por el culito!» «¿Viste? ¡Cómo a vos! ¡Ahora Dani me va a llenar, cómo a vos!» «¡Qué lindo! ¡Hermoso!» «Vos también chupás muy bien. ¡Me gusta mucho!» «¡Qué lindo abu! A mi también me gusta.» ¡Las “chicas” estaban entusiasmadas con ellas mismas! Cuando yo me sacudí dentro del culo de Pauli, las “chicas” se estremecieron al mismo tiempo… Acabamos al unísono… Ahora fue Ludmila ...