1. Tres relatos de sexo (Segunda vuelta)


    Fecha: 25/08/2018, Categorías: Microrelatos, Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... de la virilidad apabullante de los visitantes.
    
    —Hola mi amor. —Dijo alegre, casi cantando. Pero inmediatamente se percató de la presencia hostil de aquellos hombres. Se rostro se transformó rápidamente. No conocía a ninguno de ellos, pero la escena que tenía frente a ella no le gustaba nada. Su novio estaba como achicado, con la cabeza gacha, en una de las sillas que rodeaban la mesa cuadrada de madera. Del otro lado estaba un tipo enorme, que apenas cabía en la silla, secundado por otros dos que parecían sus guardaespaldas. Parecía estar viendo una película de gánster.
    
    —Llegaste temprano mi amor. —Dijo Gonzalo, haciendo un esfuerzo inhumano para no quebrar su voz.
    
    Ella le miró el rostro por primera vez, y ahora ya no le quedaban dudas de que estaba pasando algo malo.
    
    —¿Por qué no vas a hacer las compras para la cena, mientras hablo con mis a… amigos? —Dijo Gonzalo, sin poder evitar tartamudear en la última palabra.
    
    —No seas maleducado che. —Dijo Mario, al tiempo que se dibujaba una sonrisa desconcertante en su rostro.— así que sos la novia. ¿Cómo te llamás?
    
    —Micaela. —dijo ella, todavía estaba más cerca del umbral de la puerta que de ellos.
    
    —Micaela, estamos discutiendo unas cositas con tu novio. Enseguida nos vamos. —Gonzalo sintió una pizca de alivio. Quizá a Mario no le gustaba que personas ajenas a sus negocios se enteren de que era un mafioso y usurero, y tal vez eso le diera un día más para conseguir la plata.— Por favor no te vayas por culpa ...
    ... de nosotros, no quereos molestar.
    
    —No pasa nada… —Dijo Micaela. Se veía encantadora con su cara asustada. Llevaba un vestido suelto de color azul, que le llegaba hasta las rodillas, y su pelo castaño, un tanto rojizo, estaba atado en dos colas que le daban un aire infantil.
    
    —¿Me harías un favor? —Dijo Mario, dirigiéndose a ella.— Acá tu novio no es un buen anfitrión. ¿Me traerías un vaso de agua?
    
    —Bueno. —Dijo Micaela, tratando de encontrar la mirada de su novio, para que le explique qué estaba sucediendo. Pero Gonzalo había devuelto la vista hacia la cerámica del piso.
    
    Micaela se fue hasta la heladera, y Mario y sus secuaces la incomodaron aún más, ya que se la comían con la mirada, descaradamente, como si su novio no estuviese ahí. Cuando sirvió el vaso de agua, y se dio vuelta, todavía le clavaban los ojos ahí, un poco más debajo de la cintura, por lo que dedujo que mientras estaba de espaldas, le realizaron una minuciosa inspección a su trasero. Le entregó el vaso en la mano a Mario, y sintió cómo esos dedos fuertes y seguros aprovechaban para acariciar los suyos, finos y delicados.
    
    —Muy linda tu novia. —Comentó Mario. Gonzalo apenas levantó la vista, y fingió agradecer el comentario con una sonrisa retorcida, más falsa que un billete de tres pesos.
    
    A Micaela la indignó ver así a su novio. Comprendía que se sienta inhibido por la presencia de ese tipo, pero, ¿no podía conservar un poco de entereza y hombría?
    
    —¿Cuántos años tenés Mica? —Preguntó ...
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