1. En el centro de masajes


    Fecha: 27/08/2018, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... tocó las nalgas apretando y le dije:
    
    — Algo de dolor, pero nada como arriba.
    
    Volvió a poner la toalla y siguió así hasta que llegó a los pies. Me dijo:
    
    — Para lo que me ha contado Cornelio, te has hecho poco, no hay esguinces, solo contusiones por los tropiezos que has dado contra los árboles o arbustos y el golpe de la espalda. Te voy a hacer daño, pero saldrás de aquí con muy poco dolor y mañana no tendrás nada.
    
    Su untó las manos y roció aceite sobre mi espalda, lo que hizo varias veces durante el masaje, y comenzó a trabajar, un masaje tedioso, doloroso y desesperante, porque pasaba una y otra vez por las partes más doloridas de la espalda. Fueron unos 20 minutos que me parecieron larguísimos. Levantó la toalla, la dejó en una mesita y comenzó la misma operación, subía a media espalda y bajaba por las nalgas. Luego iba de la mitad de las nalgas hasta casi las rodillas por la parte de atrás. Se puso mi pierna doblada sobre su pecho y comenzó a tocar fuerte por allí, solo sentía su presión, pero ningún dolor propio de los músculos.
    
    Volvió a la cintura y masajeó las nalgas totalmente. De pronto sentí que pasaba su mano por el surco longitudinal que separa los glúteos como si fuera una tarjeta visa y metió un dedo con aceite en la puerta del ano e iba masajeando hasta que poco a poco entró sin dolor, luego otro y fue masajeando hasta meter tres que abría en forma de trípode y yo ya concentré mi pensamiento en este masaje y me olvidaba del dolor que había ...
    ... sentido antes en la cintura. Cuando consideró que estaba suficiente masajeado mi hoyo anal, me dijo que no hiciera fuerza ni violencia que él me iba a dar la vuelta y con gran maestría me dio la vuelta, sólo tuve que acomodarme. Pero mientras estaba de espaldas mi polla no se notaba que se ponía dura, sino solo yo que lo sentía, pero atendía al ano y lo que hacía el masajista. Pero le miré la cara a Eduardo y vi que no llevaba bata ni camisa, iba con el pecho desnudo, me pareció bello el chico y eso que lo había visto muchas veces. Miré por el lateral de la camilla y llevaba solo un tanga, porque le vi sus nalgas, pero iba cubierto por delante. Él iba haciendo masaje a mi pecho, a las tetillas de modo muy suave y al resto apretando, se puso a masajear el abdomen y se inclinó para mordisquear las tetillas. Esos mordiscos suaves atenuaron el progreso de mi polla, pero se incorporó y comenzó a masajear las ingles y los genitales, acabando por darle mano a mi polla, levantando el prepucio y bajándolo, para volver a subirlo, puso su boca sobre mi polla y la mamó con maestría y suave candor, luego dio unos golpes de timón en dirección vertical que notaba el estiramiento y el tope de mi prepucio que hacía con una mano y con la otra tocaba el frenillo de mi glande, sentí espasmos como que me iba, pero me callé para ver qué pasaba, aunque estaba yo ya borracho de placer, pero el masajista también sabía que me iba y con unos cleenex recogió toda mi lefa mientras salía, cuando acabó tiró los ...