1. UNA LINDA HISTORIA 5


    Fecha: 28/08/2018, Categorías: Incesto Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues

    ... continuación, me besa el brazo, por debajo de la manga de la camiseta. ― El pobrecito se quedó ayer esperando – sonríe Pam. ― Es cierto. Ni siquiera recuerdo haberme quitado la ropa. Estaba bastante borracha. ― Ninguna de las dos lo hicisteis. Os desnudé yo – me río. -- ¿Os acordáis de haber meado delante de los picoletos? ― Dios… -- se tapa los ojos Pam, al parecer recordando en ese momento. ― ¿Te multaron? – me pregunta Maby. ― ¿Por qué? ¿Por llevar a dos hermosas chicas borrachas? No bebí nada en toda la noche. ― ¿A qué es un encanto? – pregunta mi hermana, al mismo tiempo que desliza uno de sus pies, descalzo, hasta mi regazo. ― Vale, fieras. Puedo oler aún el alcohol en vosotras. Mientras recojo todo esto, ¿por qué no os dais una duchita? Os espero en el desván. ― Claro, amorcito – me lanza un beso Maby, al levantarse de la mesa. Mi hermana la sigue, haciéndole cosquillas. Tardo un minuto en limpiar la mesa y dejar las tazas y platos utilizados en el fregadero. Reduzco el tiro de la estufa y subo al desván. Dispongo de una pequeña catalítica que apenas utilizo, salvo en los días más húmedos. Es para secar el ambiente, más que por frío. Para mí, con la manta de la cama, tengo suficiente. La enciendo para caldear un poco el ambiente. El desván es muy grande y está muy vacío. Puede dar mala impresión a Maby. Diez minutos más tarde, es la primera que aparece. No ha estado aquí arriba nunca. Trae una gran toalla enrollada y está descalza. Su pelo está húmedo. Parece casi ...
    ... una niña, sin maquillaje ni artificios. Yo estoy echado sobre la cama, solo con el pantalón. ― ¡Que de sitio para ti solo! – exclama, paseando sus ojos por la gran estancia. ― No tengo grandes hobbys – digo, abriendo las manos. -- ¿Y Pam? ― Se está secando el pelo. Ella tarda más – explica mientras se acerca a una de cuatro ventanas que perforan el desván. – Esto tiene un gran potencial… ― Si. Puedo montar un laboratorio estilo Frankenstein – quiero sonar irónico, pero no estoy seguro de haberlo entonado bien. ― No, en serio. Me refiero a una buena mesa de trabajo. Quizás, maquetas, o aeromodelismo. Un taller de… ― Anda, déjalo. Ven aquí – la llamo, palmeando el colchón. – Te va a dar frío ahí de pie. Con una risita, salta a mi cama, y rebota. No la espera tan dura. ― ¡Joder! ¡Peazo cama, tío! ― Ventajas de ser grande y pesar tanto – bromeo, abrazándola. ― ¿Podemos empezar ya? Recuerda… las normas – me dice, mirándome, risueña. ― Tonta… Tengo muchas ganas de besarla. Llevo deseándolo desde que la vi en el tren. Sus labios son suaves y enloquecedores. Sabe besar muy bien, bueno, al menos, mejor que yo. Sus dedos acarician mi cara, mi nuca, se enredan en mi pelo. Aflojo la toalla, que queda olvidada sobre el colchón. Su esbelto cuerpo me enciende. De una manera diferente a Pam, es igualmente bellísima. Sus menudos senos no tardan en coronarse con sus inflamados pezones. Casi podría tragarme uno de esos montículos de carne, de un solo bocado. Pequeños, traviesos, enervantes. Su ...
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