1. Jaque mate (Parte 1 de 8)


    Fecha: 29/08/2018, Categorías: Incesto Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    ... centrarnos en el último año…
    
    Como entenderán, la convivencia diaria entre tres personas, empiezan siendo laborales, pero es inevitable que poco a poco se mezclen temas personales, así fue que me enteré de las cosas narradas antes y ellos también se enteraron de mi vida personal.
    
    Nadie tenía horarios fijos, como me tocaba recorrer bancos y clientes, ellos también iban y venían, a veces estaba sola, a veces ellos estaban solos, a veces compartía horas con María José y a veces con Gustavo.
    
    Gustavo era un tipo con experiencia en la vida, y en mujeres, podía notarse fácilmente, y cuando estábamos a solas no dudaba en tratar de acercarse, modestia aparte, atraído por mi belleza y por mi juventud. Él fue el de la idea de que tuviera un uniforme de trabajo, camisa blanca, chaqueta negra y pollera ajustada del mismo tono y una delicada y femenina chalina violeta rodeando mi cuello. Pero la pollera era bastante corta y me hacía una cola demasiado provocativa y sugerente, no soy tonta…
    
    Mi jefe me ‘coqueteaba’ cada vez que podía, se insinuaba, y sé que muchas veces me llamaba con cualquier pretexto solo para verme al volver, podía sentir su mirada quemando mi trasero.
    
    Era recurrente con un tema, me preguntaba si usaba lencería erótica, me decía que me imaginaba con un corsé, medias y porta ligas blancas, a lo que yo me sonrojaba y me reía nerviosamente desviando la mirada, solo diciéndole que no moleste, a lo que el siempre retrucaba por la suerte que tenía mi ...
    ... marido.
    
    Hablando de mi marido, no le ocultaba estas cosas, estas palabras con mi jefe, pero él nunca le daba demasiada importancia. También le decía a Gustavo que me preocupaba lo que su esposa pudiera pensar, pero el siempre reía a carcajadas y me decía que no me preocupara por la abogada…
    
    Poco a poco me fui enredando como mosca en tela araña, Marito estaba lejos demasiado tiempo y la soledad no es buena consejera, Gustavo iba carcomiendo poco a poco mis cimientos y cada tanto me invitaba a tomar una copa, un café, lo que sea, en especial cuando visitábamos algún cliente, se ponía pesado y cada vez se me hacía más difícil darle un no como respuesta.
    
    A todo esto no podía creer la pasividad de María José, o era ciega o era muy estúpida. Su esposo me trataba demasiado bien para ser solo una empleada, para el día de la secretaria me regaló un ramo de rosas con una caja de bombones y si bien la tarjeta decía ‘María José y Gustavo’, el me dejó bien en claro que era solo una formalidad y el obsequio corría solo por su cuenta.
    
    Todo se desmoronó la última semana, el viernes se acercaba el fin de la jornada cuando Gustavo me contactó por chat, él estaba en la calle por lo que supuse que lo hacía desde su móvil
    
    - Nora, necesito pedirte un favor grandísimo…
    
    - Si, Gustavo, en que puedo ayudarte? –contesté mientras releía mis correos
    
    - Sabes que estamos con el tema de los franceses, y estoy ultimando los detalles - Gustavo llamaba ‘los franceses’ a unos empresarios que estaban ...