1. Casada, pero necesitada de macho


    Fecha: 30/08/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    Casada, pero necesitada de macho... eso se rumoreaba de aquella mujer, quien apenas llevaba una semana de haber llegado a la plataforma.
    
    Era la única mujer en aquel aislado lugar, así que no era de extrañar que fuese el centro de atención de la población masculina. Y si bien ella trató de darse a respetar, lo cierto es que aquel escándalo con el que la Trabajadora Social inauguró su arribo no le ayudó mucho.
    
    La Licenciada Renata Campos, tratando de demostrar su compromiso, llegó antes de lo esperado desde su primer día. Como no encontró el transporte correspondiente a esas horas, se le hizo fácil abordar una embarcación más austera que también iba hacia la plataforma petrolera, pero sin percatarse de...
    
    —¡Vente pa´cá, morena! —gritó el tosco y colosal hombre que la recibió al llegar.
    
    La Licenciada no se esperaba tal recepción, y es que, cada una de las mujeres que bajaron de la embarcación, fueron manoseadas por los hombres quienes, hambrientos de carne, las recibían anhelantes.
    
    El hombretón que le dio labienvenida, era un mulato de más de dos metros de altura y fornido como toro. Sus musculosos brazos la rodearon fácilmente y sus anchas manos se adueñaron sin empacho de sus generosas nalgas.
    
    Recién graduada de una carrera que había hecho por internet, Renata se sentía afortunada de haber podido encontrar trabajo. Ya no era ninguna jovencilla. Era una mujer casada, madre de un niño de seis años y, pese a las exigencias que aquello le imperaba, se había ...
    ... dado la oportunidad de ganarse un Título como Licenciada en Trabajo social.
    
    Con el coraje propio de una mujer emprendedora, se abrió paso a una vida de satisfacción personal, saliendo de la comodidad de su hogar conyugal, e incluso atreviéndose a ir a un lugar aislado como aquél.Un lugar de hombres solos; como le advirtieron.
    
    Y es que, en la plataforma petrolera, estaría por lo menos un mes de su vida con la misión de hacer un reporte de las condiciones laborales de los trabajadores. No cualquiera habría aceptado ese trabajo, ya que permanecería aislada durante ese tiempo en medio de puros señores; hombres rudos y ansiosos del sexo opuesto. Sin embargo ella aceptó.
    
    Mientras las morenas y enormes manos se hacían dueñas de sus voluminosas nalgas, tanto que la levantaban totalmente del suelo, Renata sintió verdadero miedo.¿A dónde había ido a parar?
    
    Pese a ello se dominó.
    
    —¡Suéltame idiota! ¡Te ordeno que me bajes!
    
    El hombre se extrañó ante tal actitud; pues no la esperaba de una dama propia del oficio; y todavía dubitativo la bajó.
    
    Fue hasta ese momento que él la observó con más cuidado. Ella no vestía como las demás mujeres que habían arribado. Era discreta. Su notable sensualidad provenía de sus propias curvas y no de un vestuario llamativo.
    
    Así es, Otumbo García estaba frente a una mujer muy diferente a las demás que habían llegado. Las otras mujeres eran sexoservidoras, que una vez por mes ofrecían sus servicios a los hombres aislados en aquella ...
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