El inquilino...
Fecha: 02/09/2018,
Categorías:
Gays
Masturbación
Autor: renovatio111, Fuente: xHamster
... muslos y soltando toda la leche que acumulaba en los huevos contra las manos del muchacho que las había colocado allí a la espera de recoger la lefa que tanto le fascinaba.Toño se extendió la tibia lechada por el sexo. El inquilino, encantado con el gesto, le hizo un lento y delicioso pajote mientras le besaba.Acabó por escupir de su rabito en desarrollo un flujo cristalino con los primeros apuntes de espermatozoides.-¿Cuándo follaremos? –preguntó el chico con la respiración aún agitada por el orgasmo.-Pronto, muy pronto. Ya verás cuánto te gusta.A los pocos días, Toño fue llamado por su padre.-Te vienes conmigo. Te he conseguido un trabajo.Toño, que tenía en mente pasar ese día jugando al fútbol con los otros chicos del barrio, siguió a su padre hasta una tienda de ultramarinos situada en una calle cercana al ayuntamiento. La tienda, de nombre Casa Esteruelas, tenía cierta fama de exquisita; y su clientela, de selecta.-Te encargarás de llevar los recados a las casas y de otros asuntos del almacén. Estarás a las órdenes de Pascual –le dijo el dueño de la tienda, un cincuentón con peluquín y modales de apariencia distinguida aprendidos en los años de trato con la burguesía a la que se encargaba de surtir con sus delicatessen de precio disparatado.El tal Pascual era un joven con cara de mala leche que le miró con la misma expresión que un perro de presa a un intruso en sus dominios.-Pues no se hable más –concluyó el dueño frotándose las manos- Mañana te esperamos a las ...
... nueve en punto.El trajín a que sometían en la tienda a Toño era de tal calibre que cuando regresaba por las tardes a casa, ya pasadas las nueve de la noche, sólo deseaba cenar y meterse en la cama a descansar.Se olvidó de sus amigotes del barrio, de que en el otoño comenzaría en el instituto y hasta del sexo. Y por supuesto, de sus ganas de follar.La madre lo veía tan fatigado que hasta habló con el padre.-Lo están matando en esa tienda.-Quiero que aprenda lo que cuesta ganar el sustento.-Será el más sabio del cementerio a este paso.-Sobrevivirá. Como yo sobreviví. Como todos sobrevivimos. Y el dinero nos viene bien.Tras un mes de trabajo, el cuerpo de Toño parecía otro. Le había empezado a salir un bozo del mismo color que los pajizos cabellos. Sus piernas, de tanto ir y venir con la cesta de los recados se habían fortalecido y su trasero estaba más que consolidado. En el pecho también le asomaba el vello, y los huevos se rodearon de una buena mata de pelo adensada casi de la noche a la mañana. Hasta la voz había dejado de tener ese ambiguo timbre que le caracterizaba hasta entonces y se le había oscurecido.Cuando el inquilino de doña Engracia lo interceptó por la calle una mañana de un sábado de finales de julio, le pareció que no era el mismo.-¿Eres tú?-Sí, soy yo.-Ya no se te ve.-Siempre estoy trabajando –dijo Toño quejumbroso mientras dejaba en el suelo la cesta repleta de envoltorios, envasados y una caja de galletas surtidas.-Eso está bien. Así te harás un buen mozo.La ...