1. Alicia 06/25


    Fecha: 03/09/2018, Categorías: Hetero Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues

    ... bebita, esta vez le podía tocar las piernitas con la total confianza que nos otorgaba la soledad, su holgado camisón de dormir me permitía llegar a las zonas más recónditas, pero el consabido magnetismo de su colita llevaba mi mano por esas zonas. En el trayecto no sacaba los brazos de mi cuello, parecía que se sentía mejor protegida de ese modo y yo estaba cada vez más enternecido con aquella criatura. Llegamos al baño y la senté en el inodoro bajándole la bombachita en el camino. Pensaba que era el final del ritual y ya me disponía a dejarla solita cuando su mirada me indicó otro proceder, al cesar el sonido de líquido cayendo le pregunté si quería lavarse su cosita pero antes de que emitiese respuesta le tomé los tobillos y la dejé en una posición donde podría limpiar la zona con mi boca. Esta vez habían otros sabores mezclados allí, pero todos celestiales, por lo que me dediqué a trocar todo lo que hubiese por mi saliva. Sus manitas apretando mi cabello parecían indicar que tan mal no lo hacía, pero no quería disparar su sistema nervioso hacia el abismo, realmente deseaba que estuviese en un clima de excitación y búsqueda de nuevas sensaciones. Cuando su vaginita quedó reluciente, aunque mojadita por mis secreciones salivales, le acomodé la ropita y se puso a lavar la cara en la pileta. Algo alta creo, ya que debía empinarse un poco para llegar bien y eso levantaba su camisoncito por la parte de atrás, dejaba al descubierto esa bombachita blanca cuyos cambiantes ...
    ... dibujitos estaba comenzando a memorizar. Era un espectáculo demasiado candente para dejarme sentado en el inodoro, debía adorar un poco ese traserito y mis manos no se hicieron esperar, fueron más rápidas que el pensamiento y se abalanzaron sobre esas piernas tensadas, los dedos querían darle un poco de tiempo a los ojos para disfrutar con esas redondeces antes de aprisionar las carnecitas que gritaban para que las agarre. Al terminar quedaba un poco de dentífrico en su mejilla que le quité con mis besos, no podía dejar que una toalla pasase sobre esa tersura, debían ser mis labios los que quitasen todo residuo, y así alzada la llevé a la cocina para preparar un desayuno. En el camino podía aspirar su cuellito, esos efluvios que superaban a los emanados por el café que estaba listo y esperando. No pudimos tomar el refrigerio en sillas separadas, era lógico que estuviese en mi falda mientras le metía una tostada en la boca como si fuese una bebita. Una mano tomaba la taza, pero la otra no se podía detener, debía recorrer toda esa anatomía con la desesperación que daban 24 horas de represión, de sufrir al solamente chocar las miradas aunque eso hasta ruido producía, eran mágicas las miradas cuando nos debíamos contener, creo que hasta tenían un sentido táctil ya que podía recorrer su cuerpito con la vista y sentir sus contornos. Mis incursiones le producían pequeñas risas que dejaban escapar trocitos de tostada por los bordes, realmente parecían invitaciones para que mi boca se lanzase ...
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