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Mi primera experiencia - Parte 5
Fecha: 08/09/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos
... alcanzar la punta bastante más abajo, descubriendo que era tan real como el flujo que inundaba mi vagina. Al sacarlo fuera del pantalón, descubrí que una sola de mis manos no alcanzaba para acunarlo porque era mucho más largo que lo normal. La fresca caricia de la seda de mi vestido hacía erizar mi piel, me sentía arder en llamas. La agitación de mi pecho aumentó cuando el Domador me tomó de los cabellos haciéndome inclinar el cuerpo y llevó mi cabeza hacia su pelvis, presionando con su mano en mis mejillas me hizo abrir la boca para meter en ella el extremo del flácido músculo. Entonces empecé a chupar ese largo miembro que a pesar de estar muerto solo me cabía un cuarto en la boca. La monumental verga se descolgaba en suaves balanceos mientras la saboreaba con profundo placer. Luego de unos minutos de masajes linguales, noté como el maravilloso órgano empezó a respirar. Esto activó mi entusiasmo, entonces comencé a masturbar con mis dos manos la hermosa pija observando como iba adquiriendo rigidez. Al correrle la piel hacia atrás en cada masaje, la veía crecer de a centímetros y por momentos me atemorizaba ver como se estiraba más y más. Jamás hubiera imaginado tener a mi disposición un bocado tan espectacular mientras lo movía de un lado a otro. Había alcanzado su máxima rigidez y se extendía hacia arriba como una lanza amenazante de unos 24 o 26 cm. Pensaba en lo feliz que debía ser la India con semejante aparato, disfrutándolo todos los días. El veterano ...
... se puso de pie, me tomó por la cintura y me levantó como una muñeca, montándome sobre su espectacular pija endurecida que me servía de montura. Con mi cola apoyada sobre ese garrote, mis piernas rodeando su cintura y mis pies entrelazados en su espalda me quedé cómodamente colgada cruzando mis brazos por su cuello. Llevando una de mis manos hacia atrás, alcancé a palpar el extremo de ese exquisito instrumento que sobresalía varios centímetros tras de mi cola, pasando por el surco de mi sexo. El Domador, tomándome con sus dos manos por los cachetes, me levantó hasta enfrentar el exquisito botón a mi vulva ahogada en flujo. Me levantó para hacerme descender en dos intentos fallidos, pero en el tercero con mi ayuda logró ensartar mi jugosa almeja. El inmenso goce que me produjo la penetración de ese rico botón hizo que brotara de lo profundo de mi ser, un quejoso suspiro de placer que quebró el sonido de la música. Con gran destreza el apuesto galán me fue dando de a poco la dulce golosina. Yo mantenía la cabeza inclinada totalmente hacia atrás y los ojos cerrados como si de ese modo lograra sentir mejor como se deslizaba en mi interior esa magna pija. Apretaba los muslos para mantener cierta separación entre mi cuerpo y el suyo. Quería frenar la precipitación de mis impulsos que desenfrenados me llevaban sin pausa al borde del abismo enloquecedor de un nuevo orgasmo. El Domador lo percibía pues ya había descubierto mi temperamento cuando me sintió acabar en sus brazos durante ...