UNA NUEVA VECINA 2
Fecha: 10/11/2022,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Todo va bien…, o casi todo bien…, hasta que me di cuenta que me había olvidado de la señora que hacia la limpieza del departamento una vez por semana. Alguna vez conté la historia…
Leonor trabajaba con nosotros desde los 23 años, varios años antes del fallecimiento de mi esposa. Era… - es -, una mujer de formas voluptuosas…, por decir lo menos.
Bellísima, desde el cabello a los pies. Puedo decir que algo gordita, lo que le daba a su figura una atracción única… Por supuesto…, no solamente para una platónica observación…, sino para pensarla e imaginarla desnuda en una cama. Unas tetas esplendorosas, un culo de escultura griega. Todo natural, nada producto de silicona ni bisturí.
Durante los últimos años de mi esposa, yo “miraba” cuando podía, pero absolutamente nada más. Ni en pedo haría en mi casa algo que podría ser una acción significativa de falta de amor o respeto a mi esposa…, o a la mujer que trabajara en casa, cualquiera ella sea.
Hasta entonces, nunca estuvo en mi intención que el patrón se aprovechara de su rol ante un subordinado, mucho menos una mujer. Además Leonor y mi esposa se llevaban maravillosamente bien. Como ambos trabajábamos, el día que estuviera Leo en casa – tres veces por semana -, ella se ocupaba no solamente de la limpieza, sino también de mis dos hijos, con los cuales también andaba muy bien. Nunca supe, ni me preocupé por ello, si ella y los chicos tendrían algún tipo de relación, que fuera más allá de la empleada y los hijos de la patrona. ...
... Por entonces estaba casada - por lo menos en pareja -, aunque ella hablaba permanentemente de “su marido”. Tenía una nena muy hermosa…, una Leonor en miniatura, quien casualmente venía a mi casa con la mamá - durante la vida de mi esposa -, cuando de alguna manera sabían que estaban algunos de mis hijos, quienes la miraban “muy cariñosamente”. Por otra parte, eran muy buenos amigos los tres, dado que se iban a la habitación de ellos a jugar o conversar. Las risas entre ellos eran permanentes. Por lo menos, mi esposa nunca había tenido la sensación de que los chicos “jugaran demasiado cariñosamente”. Claro, no estaban para andar espiando, ni ella ni Leonor, a quien en principio, no parecía disgustarle la “confraternización” de los chicos. Nunca supe que tuvieran entre ellos alguna relación, más allá de la compañía y la amistad, pero como mis hijos tenían llaves de la casa…, no sería raro entre semana, cuando ni mi esposa ni yo estábamos, que la invitaran a “jugar”.
Luego del fallecimiento de mi esposa, durante casi un año, Leonor siguió trabajando tres veces por semana, hasta que decidí dejar la casa a mis hijos y comprar un departamento. Casualmente, absolutamente casual, resultó que Leonor vivía a solamente a cuatro cuadras adonde yo me mudé, en un plácido lugar de los suburbios. Leonor siguió trabajando conmigo, aunque solamente un día por semana. Ahora, en el piso. Ya no venía con su hija, quien tendría 15 o 16 años, pero tampoco haría falta, pues mis hijos no estaban, ...