COMO EN CASA 2
Fecha: 19/12/2022,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Estaba tranquilo. Por uno de esos misterios de la vida…, en casa no había nadie. Clara no había terminado en el kiosco, Clarisa seguía en la facultad, Aldana había ido a la casa de Efigenia… y yo solo. En paz…
En eso suena el timbre… ¿Quién carajo…? Me acomodé la ropa, me puse camisa y zapatillas y fui al ingreso del dpto. Era bastante grande para un tipo que alguna vez vivió solo… Alguna vez… No añoraba esa época, porque no había mejor forma de pasar los días felices alternando la cama con Clara, Clarisa y Aldana… ¡Tres ángeles supremos…! Pero a veces yo necesitaba morigerar el sexo, nada más para reponerme. ¡Y llamaban!
Fui, al fin, bastante a mi pesar, y con no muy buen humor. Espero que nadie me venga a vender algo. ¡Lo cago a patadas!
Abrí…, y estaba una hermosa señora, que me parecía haber visto en alguna otra oportunidad.
-Perdón señor… ¿Usted es el ingeniero Daniel?
-Si, efectivamente. – Por lo menos sabía quién era…
-Perdone que lo moleste. Soy la mamá de Efigenia…
¡Cagamos! ¡La mina me mata! Aunque parecía bastante pacífica en su trato y en su mirada.
-Si…, si, señora… Efigenia es amiga de Aldana, la hija de Clara…
-Y Clara es una de las dueñas del kiosco de acá a la vuelta. La conozco, también a Laura…, y a Clarisa y Aldana, que ahora, casualmente está en casa con mi hija.
-Si, si, lo sabía. Me lo había dicho…
-Se llevan muy bien. Son grandes amigas…, comparten todo…, todo… - ¿Qué… quería decir…? – Sí… ¿sabe ingeniero? No lo quiero molestar. ...
... Justamente vine porque sabía que las nenas están en casa…
-Yo…, yo… No sé. ¿Qué puedo hacer por usted…? – Yo seguía sin entender… ¿Me está dorando la píldora para luego darme un palaso?
-No se preocupe, por favor ingeniero. No vengo a reclamarle nada… ¿entiende? En verdad, quería conocerlo… La nena me habla muy bien de usted… ¡Está encantada con su amistad! ¡Cómo lo está con Aldi! ¿Entiende?
-Si, si… señora… - Seguía sin entender…
-Mi nombre es Alcira. Llámeme así, no hay problemas. Mi hija y yo no tenemos secretos…
-¡Qué bien! Me parece muy bien. Es lo mejor…
-Y quería saber por qué está tan contenta de conocerlo… Más bien… feliz…, muy feliz de conocerlo… ¡Muy…, pero muy feliz! – Daba la impresión de que la mamá de Efigenia… también está feliz. - Ella era una chica triste y solitaria, hasta que se dio cuenta que su compañera de escuela, aunque no de aula, había venido a vivir a su mismo barrio. Y que su mamá atendía el kiosco al que íbamos casi todos los días. Y al encontrarse con usted… ¡muchísimo más feliz…!
-¿Y? – Yo no sabía si esconderme o huir…
-Pasa que ella estaba triste y acomplejada por su nombre…
-Y bueno…, el nombre no lo elije uno…
-Claro… Se lo eligió el padre, por desgracia. Yo estaba en la maternidad cuando fue a anotarla…
-Pero ahora se puede cambiar…
-Si, si, en eso estábamos… Pero ahora no lo quiere cambiar. ¿Sabe por qué?
-Ni idea…
-Porque le gusta oírlo a usted llamarla “Efi” o “Efigenia”. Además de que también la llama “tesoro”, “preciosa”…, “mi ...