1. Mi papi


    Fecha: 15/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Mi nombre es Anís, soy de complexión pequeña, muy, muy delgadita, con pechos apenas notables, cintura diminuta, piernas flaquitas, tanto que al juntar mis pies mis muslos no se tocan. De ojos color miel, cabello negro y piel pálida. Aunque actualmente tengo 18 años parezco una inocente niña de 13. La razón de mi nombre es que mi papá me nombró así por ser su sabor favorito. Y vaya que soy un favorita en todo. Él me crió solo, es papá soltero. Me tuvo cuando él y mi mamá apenas tenían 16. Ella no quería tenerme, pero él le pidió darme a luz, él se haría cargo de mí y ella podría hacer lo que quisiera. Pensó que al verme ella se enamoraría de mí pero no fue así, siguió con su misma idea y desapareció de nuestras vidas. Por ello, desde que mi papá se enteró que lo sería buscó trabajo y continuó estudiando. Afortunadamente mis abuelos siempre lo apoyaron. Ninguno de nosotros le ha guardado rencor a mi mamá, incluso nos es indiferente. Para cuando mi papá se graduó en Negocios Internacionales, pudo conseguir un mejor trabajo en una importante cadena hotelera, por lo que el dinero nunca nos ha faltado, hasta sobra y nos ha permitido darnos muchos lujos. Al ser su única hija he crecido como la princesa de la familia, soy la nieta favorita al ser la única niña. Y mi papá siempre me ha adorado, me ha consentido en todo aunque ha sabido ponerme límites y criarme bastante bien. Supongo que ha sido esa cercanía tan estrecha la que terminó enamorándome de él. Y no lo culpo, ni a él ni a ...
    ... mí. Mi padre, de nombre Antonio, es un hombre de gran atractivo, cabello negro como el mío, barba corta y sútil, facciones finas pero varoniles, de ojos verdes como mis abuelos. Su cuerpo, ¡uf! Siempre lo ha trabajado muy bien con dieta rigurosa y ejercicio duro. Es el deseo de toda mujer y hombre también. Nunca me he sentido atraída por nadie, ni hombres, ni mujeres, solo por mi padre. Mi único amor. Eso lo descubrí cuando tenía 7, aunque me callé pues sabía que no estaba bien. Pero siempre aprovechaba cualquier oportunidad para bañarnos juntos y verlo desnudo, sorprendida de la inmensidad de su miembro. Al se de sexos opuestos él tuvo que explicarme a temprana edad la diferencia entre hombres y mujeres, algo que entendí a la primera. Lo que más me gustaba era verlo entrenar, tiene su propio gym en casa, así que me fascinaba verlo en ropa deportiva, sudando y ejercitándose. Nunca me dejó fuera de ese mundo, él era cinta negra en karate desde los 14, así que a diario me enseñaba y me ponía a practicar con los muñecos de entrenamiento mientras él se ejercitaba en sus máquinas. Siempre viéndolo y deseándolo. Notaba cierto cosquilleo entre mis piernas, pero trataba de ignorarlo. Hasta que cumplí 8. Una noche nos encontrábamos recostados en la sala viendo una película de Disney, Mulán, que hasta la fecha es mi favorita. Ambos comiámos palomitas hechas por él, ya que siempre me alejó de los productos no orgánicos, aunque nunca pudo negarme dulce alguno. Pero bueno, volviendo al ...
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