1. Carmen descubre al culpable del chocho desflorado de mis hermanas


    Fecha: 16/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    Doña Adelaida, mujer joven aún era la mamá de Carmen. También tenía otro hijo, varón de unos 18 años aunque por su condición parecía que tuviera menos. Le había nacido según ella misma contaba, con aquella discapacidad que le hacía caminar con cierta dificultad. Una de sus piernas no se había desarrollado totalmente, la tenía flácida y más delgada que la otra. Los chicos de la vecindad rápidamente lo bautizaron con el apodo de dólar, porque subía y bajaba al caminar decían entre risas. Ramón cómo se llamaba, era introvertido y era el fiel ayudante de su mamá. Todos los días la acompañaba a su puesto de verduras que tenían en el mercado, es el hombre de la casa había confesado la buena señora en más de una ocasión que había conversado con mi madre. Carmen aún seguía siendo la amiga cercana de Lily mi hermana, aunque después del suceso aquel cuando la vio orinando se mantenía un tanto alejada. Talvez su instinto femenino la hacia sospechar de que el culpable del desflorado chocho de su amiga fuera uno de nosotros, quizás sospechara de mi, de mi hermano o hasta de nuestro padre. Totalmente cierto aunque ella lo ignoraba, aunque talvez ya se lo hubiera confesado Lily y por eso su distanciamiento. Una mañana de domingo mamá y Doña Carmen fueron a lavar ropa al nacimiento de agua natural, ese que estaba en la propiedad frente a la vecindad donde vivíamos. Distaba unos 250 metros de nuestra casa, entre árboles de sombra y arbustos. Nosotros la acompañábamos. Más por hacerle ...
    ... compañía y cargar la ropa mojada cuando mamá terminaba. También era buena ocasión para irnos a jugar al sexo entre los matorrales o mientras nos bañamos en una poza de agua estancada que se hacía arroyo abajo. Aquel lugar en años anteriores había sido el único vertiente del vital líquido para la comunidad donde vivíamos, hoy era poco concurrido desde que se había instalado el agua potable. Era un paraíso abandonado por culpa del desarrollo humano, talvez muy conveniente para el ecosistema, porque los árboles crecían frondosos y los animales vagaban libremente. Cuando acompañábamos a mamá además de tener sexo entre nosotros también aprovechábamos para ir a recoger fruta o alguna planta comestible, incluso podíamos hacernos de algún crustáceo o pez pequeño que por obra y gracia de la naturaleza había ido a parar a nuestro propio Edén. Sin embargo aquello era secundario. Normalmente terminábamos follando. No lejos de donde mamá lavaba, entre un espeso matorral de arbustos espinosos mis hermanos y yo habíamos improvisado una especie de casa según nosotros. No era más que un espacio bien resguardado. Lo habíamos limpiado de basura del suelo y amueblado con botes de leche como asientos y cajas de cartón desarmadas a modo de camas. Era nuestra casa, nuestro escondite secreto, incluso habíamos llevado algunos trastos donde comíamos cuando se llegaba la hora del almuerzo y nuestra madre no había terminado de lavar. Lily también había incluido un par de muñecas en el mobiliario, porque ella ...
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