Mi primo me hace su mujer VII - Relatos Eróticos

Mi primo me hace su mujer VII

... sobre todo por sus ojos azules. "Pasa, ¿eres...?", "sí, soy la amante de Jose Luis" respondí con firmeza y confianza, "pasa" me dijo mientras se hacía a un lado para que pudiera entrar. Su casa estaba muy bien decorada, con muy buen gusto. "¿tu esposa, no nos sorprenderá?", "no", contesto riendo, "ella es médico y está en un seminario fuera de la ciudad, no regresará sino hasta la semana entrante". "Bien" le respondí. Yo quería que aquello no durara mucho así que sin más le dije "¿dónde está la recámara?", "arriba, ven vamos" me contestó y tomó mi mano. Yo subí por delante de él, lo cual aprovechó para levantarme la falda y ver que no traía pantaletas, "vaya que si tu primo tiene razón, estás muy nalgón y tienes bonitas piernas, esas medias te quedan muy bien". Debo reconocer que él tenía razón, pues pese a ser yo hombre, se me habían desarrollado unas nalguitas redonditas y paraditas y mis piernas estaban bien formadas por gustarme hacer ejercicio en bicicleta.

Una vez en la recámara yo comencé a quitarme el vestido y los zapatos de tacón, él sólo se abrió la bata de seda que llevaba y descubrí que no llevaba nada puesto y ahí estaba su pene, pequeño, tal vez 10 u once centímetros máximo, pero a cambio del tamaño tenía una cabeza enorme y un mango muy grueso. Trage saliva al verlo y más cuando el maestro se acercó a mi y me dijo "chúpala", yo me hinqué y en verdad que casí no me cabía el glande en la boca de lo cabezón que estaba, así para evitar ahogarme procedí a ...

... lamérselo con la ...
... lengua y los labios, a la vez que masturbaba y lamía su tronco. No pasaron ni cinco minutos así cuando él me dijo "ven, déjame cogerte el culo", "¿no quieres que te la saque con la boca?" le pregunté, "no, quiero meterte mi pene en tu ano", "ok, ¿qué posición quieres primero" le pregunté mientras me subía a la cama. "mujer o más bien, chico a caballo" me respondió mientras se acomodaba en la cama. Yo saqué de mi bolsa (Jose Luis quería que pareciera toda una nena) una botella de aceite de bebé, me puse un poco en las manos y procedí a lubricarle el pene al maestro, él cual daba ligeros gémidos de placer. Una vez que me convencí de que tenía bien lubricado su pene, me puse un poco de aceite en el ano para que esa tamaña cabeza no tuviera dificultades en entrar.

Aún así fue difícil hacer que entrara toda al principio, pero al final lo logé y tenía su pene dentro. Él comenzó a moverse para darme placer y yo respondí haciendo girar mis caderas en un movimiento que sabía lo haría venirse muy rápido, pues lo que quería era no estar tanto tiempo con este hombre. Pero para mi sorpresa, no sólo no se vino sino que aumentó el ritmo de sus embestidas y más sorprendido quedé a darme cuenta que estaba dándome mucho placer en el ano, así que dejé mis reservas a un lado y procedí a disfrutar de su pene.

Luego me pidió cambiar a el perrito, yo me puse en cuatro y esta vez no le costó trabajo meterla, mi ano ya se había acostumbrado a su tamaño. Otra vez el maestro ...