Mi primo me hace su mujer VIII - Relatos Eróticos

Mi primo me hace su mujer VIII

Nos quedamos en esa posición recuperándonos del tremendo orgasmo que alcanzamos cuando en eso se abrió de golpe la puerta de la recámara, entrándo su joven hijo, quien al vernos desnudos y en esa posición. Yo me asusté y mi primer impulso fue cubrirme pero el maestro, que aún tenía su pito dentro de mi, me abrazó para evitar que me moviera. "Déjame" le dije, "déjame levantar". "Hijo, pasa y cierra la puerta" le dijo el maestro a su muchachito". "Papá, sí que te gustan muy jovencitos" le decía mientras se sentaba en la cama y alargó su mano para acariciar mis piernas. "No me toques" le dije al muchachito, al tiempo que trataba de quitar mis piernas, pero no lograba mucho pues su papá me tenía todavía ensartado del culo. "Qué modales los mios, no los he presentado", dijo el maestro, "princesa, te presentó a mi hijo Andrés, Andrés, te presentó a esta princesa". 

Yo estaba enojado de ser tratado de esa forma y aproveché ese momento para separarme del cuerpo del maestro y sacar su verga de mi, pero al momento de quererme levantar Andrés me dio su mano para ayudarme lo cual me sorprendió. Debido a la incómoda posición en la que estaba (medio sentado y medio acostado) en la cama de su papá, tomé la mano del chico y me levante, comenzando a acomodarme las medias blancas y buscando mi vestido y zapatillas. "Andrés" dijo el maestro mientras yo me arreglaba el vestido "¿te gustaría probar a esta princesa?". "¡Estás loco!" le grité "el acuerdo era que yo tendría sexo contigo a ...

... ...
... cambio de que no repruebes a mi primo, ¿lo recuerdas?" 

Andrés me tomó del brazo y me dijo "perdona a mi papá, es que se vuelve loco con el sexo", yo sorprendido por la revelación del jovencito le tome la mano al tiempo que le decía "no te preocupes, ya me dí cuenta". "Pero si soy honesto contigo, sí me gustaría cogerte" me dijo al tiempo que alzaba mi vestido y me acariciaba las nalgas. "¡No!" le grite pero Andrés ahogó mi grito dándome un beso en la boca. Mis esfuerzos por negarme me abandonaron al sentir su lengua experta en mi boca y sus manos diestras acariciando mis nalgas y metiéndo un dedo en mi ano, todavía lleno del semen de su papá.

"Ok" pensé, "ya le diste placer al viejo cochino, por qué no ahora gozas un poco". "Hagámos algo" le dije al maestro "haré el amor con su hijo siempre y cuando usted me prometa dejar de molestar a mi primo y darle 10 en lo que resta del semestre ¿estámos?". "Me parece, es un trato" respondió el maestro dándome la mano, la cual estreché en símbolo del acuerdo.

"Muy bien Andrés, quítate la ropa" le indiqué al muchachito mientras yo me quitaba el vestido y las zapatillas y me montaba en la cama. Debo reconocer que el jovencito estaba muy bien dotado por la madre naturaleza, pues a diferencia del padre, él sí tenía un falo de casi 20 centímetros, cabezón y grueso como el del papá, pero por el largo del pene, estaba seguro que eso lo heredó de la familia de su mamá. Andrés se dio cuenta de cómo le veía su pene y un poco rubirizado ...