Mi primo me hace su mujer VIII - Relatos Eróticos

Mi primo me hace su mujer VIII

... me preguntó "¿está bien mi pene para tí?". "Amor" le respondí "está maravilloso tu pito, ven, déjame mamartelo". Yo me hinqué en la cama y él se puso delante de mi de pie. Dios, qué hermosura de palo, duro y caliente, me metí sus bolas en la boca, le lamí todo el tronco y concentré todas mis fuerzas en chuparle y lenguetearle el glande. "Sí, que rico, lo haces muy rico" decía jadeando de placer Andrés, "quiero acabar", escuché decirle. "No lo retengas más cariño, déjate ir" le respondí mientras le masturbaba el pene. Pronto empezó a sacudir su cuerpo. señal del orgarmo y de su glande se desprendió un enorme y caliente chorro de leche que entró en mi boca. Con una pasión enorme comencé a tragarme toda su leche hasta que no le dejé ni una gota. "¿te gustó amor?" le pregunté, "si, mucho, gracias por la mamada", "al contrario" le respondí "gracias por darle a esta princesa todo tu esperma, sabe muy rico y me diste mucho" le respondí para luego darle un beso apasionado.

"Quiero más" me dijo Andrés al dejarlo de besar. "Papí, tienes que déjar reposar a tu miembro" le respondí risueño. "Mi pito está listo, mira" me respondió bajando la mirada hacia su palo y cuál no sería mi sorpresa que tenía el pito erecto y con la misma dureza que cuando se lo mamé. "No puede ser cariño, esto es maravilloso" le dije al tiempo que le acariciaba su verga desde el glande hasta los testículos, "la tienes muy parada y firme", le decía mientras se lo seguía acariciando. Para comprobar que no era ...

... un ...
... sueño, se la volví a mamar y pude sentir que se le ponía todavía más firme. 

"Ven, ponte encima de mi, quiero que me la metas" le dije luego de sacarme su fierro de la boca. Al parecer Andrés vaciló por la presencia de su padre en la recámara, quien al darse cuenta de su indecisión le dijo "adelante hijo, desahogate dentro de la princesa". Andrés pareció no tomar a bien las palabras de su papá a lo que le dije "amor, no vas a desahogarte en mi, me vas a hacer feliz con esa vara que tienes" y para demostrárselo me acosté delante de él abriendo en compás mis piernas y abriendo con mis manos mis nalgas para enseñarle mi culo deseoso de verga, su verga.

Él se acomó delante mio y yo tomé su pene para guiarlo dentro de mi cosita. Intentó meterlo pero no atinaba a ponerlo justo en la entrada de mi ano, a lo que le dije "mi vida, déjame a mí hacerlo, te va a gustar". El asintió y yo con mi mano experta lo puse dentro de mi culo. La sensación tan rica de sentir su glande entrar me hizo lanzar un gritito de placer, pero cuando entró su tronco, sólo gemí de placer. "Papí, mételo y sácalo por favor, dáme placer" le supliqué viéndolo a los ojos, que al igual que su papá, eran de un azul profundo hermoso. Andrés comenzó a moverse ritmicamente dentro de mi, lo sacaba y lo metía tan rico que yo acompañaba sus embestidas con movimientos de mi cadera de sube y baja. Debo decir que llegó a un punto mi éxtasis que no me dí cuenta cuando el maestro se subió a la cama y puso su ...