1. Simplemente Patricia


    Fecha: 23/09/2018, Categorías: Incesto Autor: juliuspartacus, Fuente: CuentoRelatos

    Patricia, madura de unos 55 años, mide 1.60 con unos pechos grandes y naturales y un culo grande y bien parado. Ella es la mujer de mi patrón un señor que a sus 49 años, lo empezó todo esto fue que el regreso de una novia del pasado empezó a descuidar a Patricia, tenían discusiones peleaban muy seguido cuando era eso no se hablaban, pero cuando estaban de buenas era otro rollo se la pasaban fajándose por todos lados en el negocio tenemos una bodega y ahí está la oficina del patrón ahí puso un sofá cama y cuando estaban bien se metían a la oficina y le daban rienda suelta a la pasión solo se oían los gemidos de ambos.
    
    El día que empezó esto fue un día en el que ellos estaban cogiendo en la oficina y yo fui a sacar algo de la bodega cerca de la oficina y al pasar cerca vi a Oswaldo así se llama mi patrón ajeno a todo, lo que no sean los melones de Patricia no deja de lamerlos, mordisquearlos, sobarlos y ella con la cabeza echada atrás, yo estaba en la ventana viendo sin dejar de mirarle las tetas y la entrepierna, ella se encontraba completamente desnuda le restregaba una y otra vez sus tetas por el rostro, se los lamia con vehemencia, agarrando con una mano los duros glúteos, amasándolos con fuerza. Subiendo poco a poco, restregando su pene erecto por el interior de los muslos, el vientre y la entrepierna de ella, buscando la entrada a su vagina y una vez la ha penetrado, jadeando, aprovecha la ocasión y no para de subir y bajar, de subir y bajar frenéticamente sus ...
    ... caderas y su culo, de friccionar insistentemente su verga erecta por el interior de la vagina poco a poco incrementan su volumen de placer, a pleno pulmón ante las frenéticas cabalgadas.
    
    Es ella la primera en correrse, pero enseguida Oswaldo la sigue que también grita desahogando su deseo permanecen un rato sin moverse, él encima de ella, con su pene dentro, aún fatigado después de un rato extrajo su flácida verga de aquel grato aposento, y abandono su preciada monta, Patricia tomo las pantaletas negras y con desenfado se las puso, tomo su sostén al tono de sus pantaletas ahora estaba arreglada lista para salir al trabajo traía un vestido verde bandera bien ceñido.
    
    Los días transcurrieron dentro de una calma aparente pero yo al recordar esto la excitación iba creciendo y sus pensamientos iban adquiriendo aplomo.
    
    Patricia se estremeció al sentirse taladrada por mis lubricas miradas, intento concentrarse en sus labores, en un momento ella siguió despreocupada más de pronto sintió las miradas de fuego que yo le dirigía en un momento volteo solo para comprobar que en efecto era seguida por mis lívidas miradas.
    
    P: ¿Por qué me miras así?
    
    J: ¿cómo, es que no puedo mirarte?
    
    P: si pero no de esa forma me pones nerviosa
    
    J: ¿Por qué?
    
    P: me haces sentir desnuda
    
    J: o te acostumbras o tendré que sacarme los ojos
    
    P: solo te pido que no mires así
    
    J: si supieras cuanto daría por no verte de esta forma
    
    P: calla julio estás diciendo necedades
    
    J: lo que tú digas ...
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