1. Chocolate con leche. Una dominicana ardiente e insaciable


    Fecha: 25/09/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... frecuencia para ver como andaban las cosas. Llamé, nadie respondió, recorrí y nada, silencio, botellas vacías indicaban que hubo fiesta. La puerta abierta del dormitorio principal exhibía sobre la cama el cuerpo de Lua, de bruces, desnudita. ¡Qué buena está! Se erectó el miembro duro como pocas veces.
    
    Me acerqué, dormía agotada por el licor y el cansancio de la enfiestada. Sentado a su vera, acariciaba su espalda, sin moverse, seguí acariciando los muslos con suavidad, al separarlos y mirarle el hermoso culito, tan parado observé rastros de semen escurridos de la conchita, remanente de una “venida” gloriosa.
    
    La calentura me pudo, desnudo, sacado de excitación, poronga en mano presto y decidido a entrarla con todas mis ganas. Despacio como para no despertarla antes de tiempo, fui haciendo lugar con dos dedos dentro de la vagina, leve movimiento sensual como respuesta, seguí las caricias en la conchita, dejándose hacer los mimos, fui por más…
    
    Con el semen remanente y algo de flujo de la “argolla” (vagina) unté el culito, suave, en círculos, dibujando con el lubricante el esfínter. Dormida y todo lo disfrutaba, no pude más… me ubiqué ahorcajado sobre su culo, evitando despertarla y que frustrara esta enculada. Se la mandé por el culo, de un golpe, entré la cabeza, y me volqué sobre ella enloquecido de calentura.
    
    La penetración la despertó, ensartada por mi turgente vara de carne, imposible no sentirme cuando entra, un grosor que no todas aguantan con ...
    ... facilidad, movió como para salirse, lo impedí con el peso de mi cuerpo sobre el suyo, mis manos en los hombros la sujetan contra el lecho, mis rodillas aprietan y sujetan sus caderas, imposible zafar de la cogida propuesta.
    
    Hasta ese momento no sabe quién la monta, por cómo se debate debió saber que no es alguno de los muchachos, solo pide suavidad.
    
    —¡Más despacio!, ¡me duele! –repetía quejosa.
    
    Insistí en la enculada, todo adentro del orto, la cogida pintaba para muy buena. Lua giró la cara para ver quien la sodomiza.
    
    —Ya me parecía…, la tienes más grande que...
    
    —¿Estás bien?
    
    —¡Sí!, dame despacio, menos fuerza…, así... asíiii
    
    Presentados, seguimos cogiendo, recorría el conducto anal, la cabeza gozaba del estrecho pasadizo. Con la mano por abajo de Lua asistía a la conchita para ponerla en carrera. Era una hembra muy copada (dispuesta), gozaba y dejaba gozarse, disfrutó de todo el “pedazo” bien adentro, qué calentura nos agarramos ¡por Dios! ¡Algo de no creer!
    
    El movimiento fue vibrante condujo a una acabada tan emotiva como abundante, me dejó estremecido cuando le vacié todo el contenido de los huevos en el fondo del culo. No me salí, quedé todo duro, sin moverme, esperando que dejara de latir, prolongando el momento. Lo retiré casi tan duro como al entrar.
    
    Lua me contó que los pibes prefieren irse a bailar bien “cogidos”, es decir vaciarse en ella antes de salir, y que suelen regresar al día siguiente, casi al medio día, bueno a la hora de comer ...