44.2 Bajo cierto control
Fecha: 25/09/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... comencé a chupar su glande, no dejándole que metiera más a pesar de sus movimientos, le miré deslumbrado cuando tiró de la ropa dejando al descubierto mi cabeza con su verga en mi boca.
Dejé momentáneamente de mamar para mirarle a los ojos.
-Sigue, por favor, no te detengas, sigue, sigue. –me rogó, llevó su mano a mi nuca para empujarme y que siguiera chupando.
Ahora, sin peligro de despertarle, metía toda su polla en mi boca, la metía y la sacaba limpiándola apretando con mis labios para que no se escapara su sabor.
Me estaba sabiendo deliciosa la mamada que le hacía y que también disfrutaba, su escroto se había estirado un poco y sus pelotas colgaban, las fui lamiendo de abajo arriba y luego chupando de ellas, una y después otra.
Me sentía dichoso con mi juguete y no dejaba de acariciar la parte que no tenía en mi interior, comencé a masturbarle con fuerza mientras mi lengua rodeaba el caliente glande sin parar.
-Me voy a correr Daniel, déjame que me voy. –intentó separarme de él pero yo quería que se corriera en mi boca y me sujete de sus caderas hasta que comencé a recibir los disparos de semen que salían de su uretra, tuve que comenzar a tragar pero guardé lo último que expelió con menos fuerza.
Se había corrido en cantidad, pero yo seguía envolviendo su polla en su propio semen, hasta que noté que apartaba su culo para sacar su polla de mi boca.
-Por favor, por favor, me duele. –le temblaba todo el cuerpo y tenía su capullo muy rojo y sensible, ...
... a pesar de la suavidad en la que era envuelto, el placer resultaba doloroso para él, le besé y abandoné con pena su verga.
Permanecía mirándolo y redujo su volumen hasta descansar de nuevo sobre su pierna. Subí arrastrándome sobre la sábana, hasta que nuestras caras quedaron a la misma altura. Me sentía toda una puta, pero satisfecho de haberle dado el placer que merecía
-¡Feliz día! -le saludé con una dulce sonrisa, no me respondió y simplemente me abrazó contra su pecho.
-Me gustas Gonzalo, estoy encantado de tenerte. –besó mis labios y luego apretó muy fuerte mi rostro en su cuello, seguía sin hablar.
- Daniel, ¿qué me has hecho? -sujetaba mi cuello con sus manos y no me dejaba mover, besé su yugular y reí.
-Me gustaría que todas las mañanas fueran así y tenerte para mí. –besé su pecho y a ciegas bajé mi mano hasta su abdomen acariciándole.
-¿Mamándome la polla? ¡No por favor! –ponía un gesto de escándalo en su cara y su sonrisa de vicio logró que volviera a reír mordiéndole el cuello.
-No, tontito, abrazado entre tus brazos y querido por ti. – ahora me soltó y coloqué mi boca muy cerca de la suya, su aliento muy caliente me llenaba y seguramente el olor de su semen le llegaría de mi boca.
-Siempre, siempre te querré, cada día más. –apoyé mi cabeza en su pecho y permanecimos así acariciándole suavemente.
No sé el tiempo que llevábamos de esta manera cuando llamaron a la puerta. Gonzalo cubrió nuestros cuerpos con la sábana y dio permiso para que ...