1. El odioso Fernando


    Fecha: 26/09/2018, Categorías: Confesiones Autor: demoblan, Fuente: CuentoRelatos

    Las cosas se estaban poniendo un poco difíciles en la empresa. No es que estuviera mal. Trabajaba en una empresa dedicada a las inversiones y asesoramientos. Me pagaban bien y no me podía quejar, pero las relaciones con algún que otro compañero se estaban poniendo bastante tirantes. En concreto con el que se estaban haciendo insoportables era con Fernando.
    
    Fernando era un veterano en la empresa. Rondaba los cincuenta años. Alto, corpulento, de pelo ya canoso y con muy mala hostia. Se hacía de respetar incluso entre los jefes. Pero yo no me echaba atrás y le hacía frente cuando creía que era conveniente. Eso me estaba granjeando su enemistad a pasos agigantados. De hecho, nuestras discusiones eran cada vez más frecuentes y en más de una ocasión nuestros jefes nos habían llamado la atención.
    
    Hasta que un día todo estalló por los aires y la discusión subió de tono más de lo debido, llegando incluso a los insultos personales. La discusión fue terrible, y los compañeros de trabajo no sabían ya dónde meterse.
    
    —Pues sabes que te digo, ¡que me vas a chupar la polla! —me dijo Fernando de muy mala hostia.
    
    —No, no sea que te guste y quieras repetir —le dije yo haciéndole frente.
    
    Cuando dije esto toda la oficina se rio y Fernando se vio herido en su amor propio. En esto salió el jefe de sección y nos llamó al despacho. Primero a Fernando, que salió al cabo de un rato y después me llamaron a mí.
    
    Todo acabó en que yo tendría que ir a trabajar por las tardes en lugar de ...
    ... por las mañanas, así que estaría solo por la tarde en la oficina. Por lo menos hasta que se calmaran las cosas y todo se tranquilizara. Tuve suerte de que no me despidieran, porque, tal y como ya he dicho, Fernando tenía mucha mano con los jefes y ya me esperaba lo peor.
    
    Empecé a trabajar por las tardes. Estaba solo en la oficina y para mí fue una tranquilidad. Por fin podía respirar aliviado. Pero mi gozo en un pozo. Enseguida apareció Fernando con aire triunfal. No me dijo palabra, tan solo pasó por delante de la puerta de mi despacho. Me miró, dedicándome una sonrisa y se dirigió a su despacho. Maldije mi suerte. Pensaba que me había librado de él y encima se presentaba allí con esos ademanes de prepotencia.
    
    Al poco tiempo me entraron ganas de ir al baño. Me dirigí a los aseos que hay en la planta. Para mi sorpresa cuando me estaba lavando las manos, apareció Fernando. No le dirigí la palabra y traté de ignorarlo, pero él seguía teniendo esa sonrisa maliciosa.
    
    Y mi cara de sorpresa fue total, cuando, para mi asombro, observé cómo se desabrochaba la bragueta del pantalón y se sacaba la polla delante de mí, mirándome mientras no paraba de sonreír. Me quedé sin palabras. No entendía qué era lo que pretendía.
    
    —Bueno, aquí la tienes —me dijo.
    
    —¿El qué? no te entiendo, ni sé por qué tienes esa cosa de fuera.
    
    —Esta cosa es mi polla, y quiero que me la chupes.
    
    —¡¿Qué?! ¿te has vuelto loco?
    
    —No me decías que si me la chupabas me iba a gustar tanto que iba a ...
«123»