1. La sobrina nieta de Enrique


    Fecha: 27/09/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Otro relato que cuento en primera persona sin ser el protagonista.
    
    Agosto de 2018. Once de la noche. En una ciudad de Galicia.
    
    -...Aquí me siento como si fuese una estrella.
    
    Quien me hablaba en la sala de estar, y sentada a mi lado en un sofá de cuatro plazas, era mi sobrina nieta Estrella, que había venido a pasar unos días en mi casa junto a la playa.
    
    -Es que lo eres.
    
    -Sí, pero sólo de nombre.
    
    Estrella, estaba descalza y tenía un pinta uñas en sus manos. Tenía puesto un short marrón y un top blanco bajo el que no llevaba sujetador ya que se le marcaban en él los grandes pezones de sus tetas. En la cena (jabalí con patatas asadas y pimientos de Padrón) habíamos dado cuenta de una botella de Rioja Alta 890 Gran Reserva del 2004. La muchacha estaba contentilla, cuando me dijo:
    
    -¿Me pintas las uñas de los pies, tío Enrique.
    
    -¿Tienes la espalda dañada?
    
    -Sí, una caída jugando al hockey. No es que no pueda yo, es por no empeorar la lesión.
    
    -¿No será el vino el que te hace inventarte una lesión?
    
    Se lanzó sin paracaídas.
    
    -El vino, las ganas de estar con un maduro... ¿Acaso importa?
    
    -Soy tu tío abuelo. No quisiera abusar de ti.
    
    -¿No será que tienes miedo a no dar la talla?
    
    Si dejaba pasar aquella oportunidad era para pegarme un tiro, le dije:
    
    -Dame el pintauñas y echa un pie hacia aquí.
    
    Mi sobrina nieta se llamaba Estrella, tenía diecinueve años y era más larga que un día de mayo. Sus piernas delgadas, eran interminables. Sus tetas ...
    ... eran grandes y puntiagudas, sus ojos eran azules como el mar y su cabello lo llevaba cortado al 1, lo que resaltaba sus labios carnosos y sus ojazos.
    
    Se estiró en el sofá y puso un pie justo encima de mi polla. Empecé por el dedo meñique. Al acabar de pintarle la uña con el esmalte rojo, me dijo:
    
    -Sóplale para que seque.
    
    Mi polla empezó a engordar. Estrella, me dijo:
    
    -Está despertando el bicho.
    
    Sonreí, y le contesté:
    
    -Está.
    
    Al acabar de pintar las uñas del pie izquierdo ya tenía la polla dura. Estrella lo sabía y movía el talón sobre ella para sentirla latir.
    
    -Dame un masaje en el pie antes de pintar las uñas del otro.
    
    Le di cuerda.
    
    -¿Otra lesión?
    
    Ya no se cortaba.
    
    -No, por puro placer.
    
    Masajeando sus dedos, la planta y el tobillo del pie, vi que había cerrado los ojos y que los pezones de sus tetas estaban tiesos bajo el top. Me moría por comerle las tetas, pero no quise dar un paso en falso. Quería que marcase ella los tiempos. Le pinté las uñas del otro pie, y cuando se lo masajeé, me dijo:
    
    -Chúpame los dedos.
    
    Le chupé el dedo gordo, del pie izquierdo y después le pregunté:
    
    -¿Así?
    
    Arqueó la espalda, gimió, y su voz se hizo suspiro:
    
    -Síííí.
    
    Le chupé, masajeé y lamí cada dedo, las plantas y los tobillos de sus pies..., mientras le preguntaba:
    
    -¿Tienes novio?
    
    -Novia.
    
    -¿Eres bisexual?
    
    -Sí, soy bisexual. Hace calor aquí. Me voy a quitar el top.
    
    -¿Eres consciente de que te voy a poner a arder el coño y el ...
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