La Guerrera Amazona y su Protegido
Fecha: 19/06/2023,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Mirko, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... mientras al dedo que acariciaba mi punto de mayor placer, se unían otros dos que empezaron a penetrar en las profundidades de mi vagina.
Estaba muy mojada, pero los dedos no lograban llenarme lo suficiente y entonces recordé que tenía un prisionero a mi disposición. Me levante y me acerqué a él con una mirada de lujuria que creo que lo amilanó. Sin embargo, no hice caso, y me acuclillé a su lado sonriendo al ver la expresión de su cara, entre extasiada y atemorizada.
-Jajaja -reí sin poderlo evitar- No tengas miedo, pequeño. No suelo comerme a mis amantes después de aparearme con ellos.
Le desaté las cuerdas y en un minuto lo desnudé y volví a atarle los brazos y las piernas a dos árboles que estaban a la distancia precisa. Miré su pene y sonreí, era bastante grande en proporción al tamaño de Lars, lo cual me satisfizo enormemente.
-Vaya, estás bien dotado, pequeño -dije acariciándole el miembro con las puntas de mis dedos.
Lars enrojeció violentamente y giró la cabeza hacia el otro lado sin abrir la boca.
Sonreí de nuevo y le cogí del cabello para que me mirara. Cuando su cara estuvo junto a la mía, le lamí los labios y empujando con la lengua conseguí introducirla en su boca. Al principio, no reaccionó, pero depués de sentir mi lengua recorrer sus dientes, su paladar y enredarse en la suya, empezó a corresponder a mi beso con pasión. Me coloqué a cuatro patas sobre él y comencé a acariciar su cuerpo, con lentitud, demorándome en sus pezones, ...
... pellizcándoselos hasta ponerlos rígidos y duros, mientras continuaba besándolo profundamente. Por fin me separé de su boca ávida y comencé a lamerle el cuello y el pecho, le succioné con energía los pezones y se los mordí hasta arrancarle gemidos de placer.
A continuación me giré y le ofrecí mi vulva enrojecida mientras me apoderaba de sus testículos, y su pene. Me metí en la boca sus testículos, más pequeños que cualquiera de los que hubiera tenido antes entre mis dedos, y los chupé como si se tratara de un caramelo, moviéndolos en mi boca y palpándolos con la lengua.
Enseguida noté que él también estaba afanándose con su lengua en mi clítoris, lamiéndolo una y otra vez y luego, hundiéndola todo lo profundamente que pudo en mi vagina.
A pesar de que teníamos la boca llena, los gemidos de placer escapaban sin descanso de nuestros cuerpos excitados y el sudor que corría por nuestra piel se mezclaba con el del otro.
Después de chupar los testículos hasta notar la piel reblandecida, los saqué de mi boca y tomé el pene que estaba ya casi completamente empalmado, lo acaricié con suavidad y lo recorrí con la uña hasta llegar al glande. Entonces agarrando el pene comencé a acariciar la punta con la yema del pulgar haciendo círculos cada vez más pequeños, luego lo comencé a lamer por debajo, hasta que terminé por metermelo en la boca y chuparlo de la misma forma que antes había hecho con los testículos. La lengua buscaba afanosamente los pliegues para introducirse en ellos y giraba en ...