TAREAS EN EL HÍPER 3
Fecha: 20/06/2023,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... broches y los sacó retirando la ropa. Yo seguía congelado, no sé si de miedo, de deseo, de temor de hacer una barbaridad… ¡o qué diablos! ¡Esta minimujer es una locomotora!
-¿Le besaste la chucha a mamá, ¿no es cierto? Antes de que yo llegara…
-Si…
-¿Ves? ¡Yo lo sabía! - Se paró sobre el asiento del sillón. Se había sacado las zapatillas. Se bajó la pollera y la tanga. Se sacó la blusa. ¡Todo para que yo la vea, perfectamente, claramente! No sé qué es más notable… ¿sus bellísimas piernas, su culito como durazno o los impresionantes pezones…? No demoró un segundo y se tiró sobre mí, besando y acariciando. ¡Sentí su desnudo cuerpo sobre mi piel! ¡Dios, qué locura! Yo, sin pensarlo, le acaricio el cabello…
-Papito…, que lindo. ¿Me besas la chucha?
-¿Qué? No… ¡no puedo hacer eso!
-¿Cómo qué no? Si se lo hiciste a mamá… ¿por qué no a mí?
-Pero… nena…
-¡No soy una nena, no! – Insistía en ser mujer. - ¡Me dijiste que te gusta!
-¿Qué cosa?
-¡Mi chucha! ¡Me dijiste que te gusta! ¡Si te gusta la de mamá, te gusta la mía! ¡Son iguales!
-Pero… Jazmín… - ¡Yo estaba loco! Mis hijos la triplican en edad… ¿qué hacer? No me daba tiempo ni a pensar.
-Papito…, te va a gustar… ¡síííí! ¡A mí más todavía! ¡Hazlo por mí, por favor!
Yo sabía, a mi pesar, que si lo hacía, lo hacía por mí. ¡La tiene tan hermosa! Mi morboso deseo me tiraba hacia ella, totalmente perdido.
-Me pongo como quieras. ¡Soy toda tuya! - Estaba sentado, recostado en el respaldo. El sofá era cómodo…, hasta ...
... para eso… - ¡Si, ahí está! Me subo al respaldo.
En un segundo estaba sentada sobre el respaldo…, en realidad sobre mi cara, con las piernas bien abiertas. ¡Está resuelta! La tomé de las caderas y la acomodé sobre mi boca. Acaricié los labios mayores con la lengua. Hacia arriba, hacia abajo…, hacia adelante, hacia atrás. ¡Era tan fácil! Ella… tan dócil. Sentí el suave aroma a dulces y flores…, también un leve sabor a orín. Estaba completa.
-¡Ay papito! ¡Síííí! ¡Qué rico! ¡Cómo me gusta!
Sus dedos enredaban mis cabellos. La levanté y la corrí. No veía muy claramente, pero sabía que allí estaba su arrugado asterisco. Lo lamí y busqué el hoyito. Lo exploré con la lengua… ¡En mi propio placer!
-¡Dios, me vuelvo loca! ¡Me hago, me hago! - Se movía como esquizofrénica sobre mi boca. Una bellísima y cálida lluvia derramó en mi boca. - ¡Papito! ¡Me hago pis!
La tomé fuerte de las caderas, para que no se levantara. Mi lengua, en el interior de la concha, estaba chorreando. Aproveché a mojar los dedos y con la lengua llevé sus fluidos hacia el ano. Le metí un dedo. Tomé el clítoris, durito como maní, con los labios, y tiré de él. Lo mordisqueé, mientras revolvía el dedo en el culo. Me deleitaba su sabor y aroma. ¡La nena estaba riquísima! ¡Nada mejor! Sentía la pija dura como garrote. Jazmín se frotaba ávidamente contra mi rostro. Todo, su concha, su culo, yo trataba de no sacar el dedo del culo. Con sus movimientos cada vez entraba más. Jazmín gemía, suspiraba, se quejaba…, y ...