TAREAS EN EL HÍPER 4 - Relatos Eróticos

TAREAS EN EL HÍPER 4

Jazmín saltó a saludar a su mamá. Me paré y nos besamos en las mejillas.
-¿Cómo la pasaron?
-Muy bien mamá. ¡Fantástico! ¡Jugamos a todo!
-¡Jajaja! Me alegro mucho. Yo estoy molida. Diez horas allí es la muerte. Pero hoy no puedes decir que te vas sin cenar… - Danna se dirige a mí.
-No puede ser. Dices que estás muerta… ¿y me vas a hacer de comer? – En verdad no quería hacerla trabajar…, aunque me la quisiera coger.
-¡No, no! La hago yo. ¡Quédate! Mamá me dice y yo cocino. ¡Yo sé! – Jazmín está dispuesta a hacer el esfuerzo.
-Bueno… ¿ves? Tienes cocinera exclusiva. ¡Quedamos así!
-¡Si, si! Dani, se bueno, quédate. Quédate, quiero cocinar para ti, si déjame… - Yo sabía que pasa cuando me dice “se bueno…”
-De acuerdo con Jaz… ¡Te quedas! Y se acabó. Bueno, me voy a bañar y me cambio. Enseguida vuelvo.
Danna fue al dormitorio. Jazmín saltó sobre mí. 
-Tranqui nena, tranqui. Está mamá. – Se lo dije quedo, en el oído.
-¡Vas a comer la mejor comida del mundo! – Jazmín habla alto.
-Si Jazmín lo dice, así será. - Danna habla camino al baño. – Espera que vuelva, Jaz…
-Si mamita…, te espero. 
Pasaron unos veinte minutos. El baby doll con el que Danna salió, no tapaba ni la mitad de los glúteos, literalmente, dado que la tanga no tapaba ni eso. El corpiño solamente cubría la areola. ¡Otra más para seducir! ¡No sé para qué…, si ya estoy frito! ¡Dios! ¡Me tuve que acomodar la pija para que no se note que se me puso al palo! ¡Qué pelotudo! Ella quiere que me pase eso. ¡Por ...

... eso está así!

-Hacemos lomito saltado, nena.
-¿Qué es eso? – Supuse que sería rico.
-Verás que rico. Tengo todo. Siempre traigo algo del híper. Y las ofertas ¡Jajaja! Es muy rico y sencillo.
Ambas fueron a la cocina. Danna daba las indicaciones. Me asomé por la puerta…
-No vengas a espiar. Anda a la sala. ¿Qué quieres tomar?
-¡Siempre me agarran con las manos vacías!
-Tengo todo, sonso. Me sé todas las ofertas del híper. La manera de tener lo mejor y más barato.
Danna me tomó del brazo, me acompañó al sillón…, y se sentó a mi lado. Espero que no haya quedado húmedo. Ella, semidesnuda, lo sentiría. Escuchamos a Jazmín en las tares culinarias. Danna me tomó de la cabeza y me dio un ardiente beso de lengua.
-Papito… ¿estás contento?
-Totalmente, tesoro. – Le tomé una teta. 
-Bien fuerte, ¿sí? – Sin dejar de besarme me tomó del bulto. - ¿Tienes ganas? 
-¡Por supuesto! Pero por favor, no me calientes demasiado… ¡qué te voy a coger delante de tu hija! ¡Jajaja!
-Tal vez te cacho yo a ti…
-No me hagas pasar vergüenza con Jazmín… Mira si viene…, me va a encontrar con la pinga erguida…
-Jajaja! En una de esas… le gusta… - Le diría: “ya sé que le gusta”, pero preferí callarme. Hablábamos quedo.
-Mamita, ven un momento – Jazmín llamaba desde la cocina. Ya se sentía el delicioso aroma…
Al ratito volvió Danna con una botella y dos copas.
-Adelantemos la cena con una copita… 
-Cuidado nena, no quiero marearme… ¡a ver si no puedo manejar!
-¡Jajaja!  No te hagas problema. ...