VAYA TRIO...
Fecha: 29/09/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
¡VAYA TRÍO!...
Había llegado de viaje, en la mañana, en razón de mi trabajo como abogado, a un municipio de la montañera y quebrada geografía antioqueña. Asistí a mis diligencias en el juzgado municipal normalmente, como hacía siempre; todo lo hice muy rápidamente a fin de volver a tomar camino rumbo a la ciudad de la eterna primavera…
Cuando llegué a eso de las tres de la tarde al punto de venta de los tiquetes, la mujer que los expendía me dio la noticia que había derrumbe en la carretera como consecuencia de las fuertes lluvias del día y que los despachos de buses con pasajeros estaban suspendidos hasta el día siguiente y eso si las máquinas lograban despejar en el resto de tarde y en la noche, el inmenso alud de tierra que había caído sobre la calzada en tres puntos diferentes.
No me desesperé ya que siempre ha sido costumbre en mí, desde mis años de seminario, no preocuparme por aquellas situaciones que estaban por fuera de mi esfera de acción, aquellas que se salían de mis manos…
- Doctor… pues aprovecha y nos damos una bailadita en la noche, me dijo la expendedora de tiquetes.
Yo la miré detenidamente por primera vez; nunca la había mirado así anteriormente. Ahora me fijé en los detalles; tenía unos ojos color miel, muy lindos y brillantes, unos labios delgados pero muy bien delineados, carita redondita, un poquito cachetoncita, el cabello corto y asido con una cintilla de algodón en la parte de atrás.
Me tomé el atrevimiento y le dije:
- Ponte de ...
... pie para mirar si me das la estatura para lo de la bailadita… Como vez soy un poco alto y quedaríamos como disparejos.
Me miró pícaramente y me dijo:
- De pie podemos quedar como dices pero horizontalmente lo único que importa es que cuadren y encajen los centros…
- Pues sí, tienes razón pero… es que quieres bailar de pie o acostada
Alzó su mirada, posó sus ojos fijamente en mí como para darse seguridad; luego se puso de pie, salió de la taquilla y se acercó a mí, me tomó de la mano, se elevó un poco y me dio un beso pequeño y mordelón en los labios y musitó:
- Con usted, mi doctor, bailo como quiera y si es en la cama, mucho mejor… usted no imagina las calenturas que me han dado cuando lo veo que viene a comprar sus pasajes. Me hago agua en la entrepierna.
¡Qué lanzada!, pensé… pero la verdad está como linda y debe ser un polvorín en plena erupción; aguanta hacerle vueltica esta noche…
La tomé de la cintura y la acerqué a mí, la levanté un poco, sus pies quedaron en el aire, ya que sí era de baja estatura como presumía, y le asesté un beso de esos que son con lengua y todo, le examiné su apéndice lingual, su paladar, sus amígdalas, su dentadura y casi llego hasta el esófago; ella me mordía con picardía y con pasión, su respiración se iba haciendo más agitada y su cuerpo temblaba ya que así lo sentía en mis brazos.
Con ella levantada del suelo sentía su pecho agitado; notaba como sus pequeñas tetas se iban endureciendo al roce de mi cuerpo; temblaba y ...