Convierto a mi sobrino en mi esclavo sexual
Fecha: 29/09/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos
... me arden como el carajo y empiezo a gritar, cosa que tenía que hacer en forma fingida pero la situación le dio más realismo.
—¡Ay!¡Ay!¡Ay! Leo ayúdame, ven Leo.
Grito de forma desesperada para que me escuche el tarado, no quería perder la oportunidad, y grito más fuerte.
—¡Ayyyyyyyyy Leo! ¡Me arde!
En eso escucho unos ruidos y siento que llega al taller corriendo.
—¿Qué pasa tía? ¿Qué pasa?
—me quedé ciega.
Decreto yo, para asustarlo. Cerraba los ojos y no logro verlo bien, sabía que él estaría mirando mis ojos.
—¿Cómo te quemaste?
—Me salpicó el ácido, no sé qué hacer, tráeme un balde con agua rápido.
En eso, cuando el sale disparado en busca del agua, abro y miro que se iba corriendo en slip, una imagen que me sorprende, le veo una cola firme y redonda, pero no quiero imaginar mas no me quiero distraer, en eso entra corriendo con un balde en la mano y de frente, no pude evitar verlo, pero tuve que cerrar los ojos apretándolos para que viera que no podía ver. En esos segundos que no habrán sido más de dos, veo un bulto en el slip que me sorprendió enormemente, me tuve que resistir a la tentación, el plan era más fuerte.
—Leo arrima el balde y ponlo cerca de mi cara así puedo lavarme con agua.
Lo hace y yo procedo con la limpieza, mientras protesto por mi torpeza con la manipulación del ácido.
—fui muy tonta, fue mi culpa, tendría que haber esperado a que te levantes.
—fue mi culpa, yo no me levanté.
—no, Leo no fue culpa tuya, fui ...
... yo la que no supe operar el ácido.
—perdona, tía.
Yo lo hice sentir culpable por no levantarse, aunque no lo planee, mejor que se joda.
—mira como tengo los ojos, yo los abro despacio.
Aunque veo, veo todo turbio, se nota que las gotas de mi amiga estaban teniendo efecto.
—que pasa Leo, que pasa estoy ciega.
Lloro para dramatizar más la escena, aunque el llanto en parte era real porque hasta yo tenía miedo, ya casi no veía de verdad.
—Leo busca en mi cartera una libreta que tengo el número de una amiga oftalmóloga y llámala y le explicas que estoy ciega. Se llama Silvia.
El teléfono estaba en la casa y escucho que está hablando con Silvia, pero no sé qué están hablando. En eso escucho ruido y veo entrar una figura turbia que me empieza a hablar.
—Tía ya hablé con tu amiga y me dijo que viene de forma urgente y nos lleva al hospital. Yo me voy a vestir y vengo, me aconsejo que no toques los ojos.
Mejor no podría salir el plan, tenía al estúpido de mi sobrino listo para ser esclavizado, parecía otras de las aventuras que hacía con Silvia con algún muchacho que nos gustaba, pero este no era el caso.
Escucho el timbre y Leo sale corriendo para traer a mi amiga. Yo llorando la recibo dramatizando más la situación.
—Vamos Mariela no llores, pones mal a Leo.
—sí, fue mi culpa.
Dice mi sobrino a lo que ella le pide.
—Leo ayúdame ve a la cocina y moja unas toallas del baño con agua, toma hielo de la heladera y tráelos.
Me quedo sola con ...