Por el culo con A...
Fecha: 01/10/2018,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Por el culo con Alejandra
Yo tenía 38 y ella 23 años. Ella Alejandra, yo Ernesto, la conocí en el trabajo y poco a poco fuimos intimando. Primero conversaciones comunes sobre sus gustos generales y luego sobre las parejas que habíamos tenido.
Ella había terminado recientemente con su novio y con un hijo de su primera pareja veía muy pocas posibilidades para sobresalir en cualquier trabajo. Alejandra una morena de 1.65 con facciones latinas y ojos muy bonitos también poseía un cuerpo que sin ser de modelo si es muy apetecible. Es de esas mujeres que despiertan la libido, de esas que desprenden un erotismo natural. Vestía siempre de jeans ajustados que dejaban ver lo abultado de su panocha y por supuesto que se le metían entre las nalgas dejando entrever que usaba tangas.
Yo un tipo normal de la misma estatura que Alejandra, moreno y con cuerpo medianamente atlético, no atractivo pero si carismático, sobre todo por mi nivel cultural. Eso fue lo que nos fue uniendo con el paso de los días.
Al final de un mes ya éramos novios y por supuesto yo quería comerme ese delicioso manjar. En todo ese mes los múltiples cachondeos mutuos en la oficina fueron la constante hasta que por fin nos pusimos de acuerdo para ir a un hotel. Ese día no fue lo que esperábamos, resulto ser un desastre, que culmino en una relación sexual demasiado común.
La siguiente semana en la oficina después de una sesión de cachondeo y excitación sucedió los siguiente:
- Oye Ernesto, tengo ...
... ganitas…
- Yo también Alejandra ya son casi las 9 de la noche, todos se están yendo… que te parece si..
- Pero me da miedo..
- No te preocupes, cerramos… ponemos música y ni quien se entere.
A las 9:10 ya no había nadie, como lo había dicho puse música y cerré la puerta de la oficina, ella entre nerviosa y ansiosa se dejo llevar por mis besos. La tomé de la cintura y la pegué a mi cuerpo, los besos fueron haciéndose cada vez más calientes, más sexuales… nuestras bocas se hacían el amor con las lenguas entrelazadas y sus jugos combinándose en un vaivén similar al coito.
Mis manos tocaban palmo a palmo su cuerpo por encima de la ropa. Primero sus senos que aunque pequeños eran la mejor muestra de la excitación que ya invadía a Alejandra. Mis dedos se metieron de a poco por debajo de su blusa, pude sentir el bra y después la piel de sus senos. Tomé su mano y la puse sobre mi pantalón a la altura de mi verga, que sin ser una cerga descomunal como las que describen aquí, tiene lo suyo. Ella reaccionó con placer más que con sorpresa, lo esperaba, lo deseaba… al mismo tiempo que yo masajeaba sus tetas Alejandra bajaba el zipper del pantalón metiendo su mano para sentir mi verga.
En ese momento yo dejé para después sus senos, al fin ya los habían liberado de su encierro aunque seguían protegidos por la blusa. Mi mano se dirigió entonces a su entrepierna pero por dentro de sus jeans. Tarea un tanto difícil por el cinturón pero que sin duda hacía más apetecible el trofeo que ...